«El arte urbano, street art, graffiti y las intervenciones urbanas son todas disciplinas producto del crecimiento de la ciudad y de la metrópolis, de la vida del hombre en las grandes urbes. Por eso, la calle, el espacio público, hoy es tomado como un interior, se transforma en un escenario o en la sala de un museo», señaló Adriana Rosenberg, directora de Fundación Proa.
«La ciudad misma provoca el rompimiento de los límites entre 'interior' y 'exterior'. Los artistas son, justamente, quienes se adelantaron a estas circunstancias», opinó Rosenberg.
Las nuevas tecnologías están cada vez más presentes en la obra de arte y ese es otro dato imposible de pasar por alto, sin contar que muchas veces hoy, la obra se completa con la mirada del espectador o incluso, a veces, es concebida en complemento con esa mirada. «Hoy, la tecnología le exige al contemplador que realice una acción, una ejecución en la obra, provocándole una transformación y, de esta forma, desaparece el rol tradicional del 'espectador', de la mera observación de la obra de arte», concluyó la Directora.
Por otro lado para María José Herrera, directora artística del Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA), explica que hay un arte joven muy vital y la tecnología ayuda sobre todo para la difusión.
«No es posible disociarnos de quienes somos sin tecnología, había dicho en su llegada a Buenos Aires el artista mexicano Rafael Lozano-Hemmer, conocido en el mundo por sus trabajos con la robótica, los sistemas de vigilancia y las redes informáticas, durante la presentación en el Espacio Fundación Telefónica». Allí se exhibe su muestra «Detectores», unas nueve piezas que combinan tecnologías de detección y exploraciones audiovisuales en tiempo real, una sumatoria que no deja de soslayar la seducción de la imagen personal con la violencia del permanente control.
Además, en este mismo espacio de arte se recreó una nueva versión del «Minuphone», paradigmática pieza de arte de los 60 de Marta Minujin, que proponía un abordaje divertido y desestructurado de una parte tan cotidiana del espacio urbano como el teléfono público, al convertir una simple llamada en un happening instantáneo o un trip psicodélico, en palabras de la artista» continúo Herrera.
Lo cierto es que el concepto de «obra de arte» ha expandido sus límites: las disciplinas se han fusionado como nunca antes, por lo que fotografía, video, pintura, escultura, dibujo, objeto y tecnología se mixturan y ofrecen visiones totalmente renovadas.
Finalmente, cabe destacar la existencias de concursos, como el Premio arteBA Petrobrás de Artes Visuales o el Premio F a las Artes que organiza el Faena, donde los ganadores fueron una idea o concepto. Este año el santafesino Franco Vico ganó el Premio F de las Artes 2012, dotado con 75 mil dólares, con su proyecto destinado a repartir ese dinero entre grupos solidarios y artistas que no participaron del millonario certamen.
Su obra, «Fundación Vairoletto», está inspirado en el gaucho santafesino Juan Bautista Vairoletto, un bandido rural del siglo pasado más conocido como el Robin Hood de las pampas.
Este artista destinará 25 mil dólares a 25 artistas que él mismo elegirá, a razón de mil por cabeza, para que expongan en el antiguo molino portuario.
Fuente: Terra.com.ar
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