El Ministerio de Educación de Santa Fe llevó a cabo una jornada de abordaje Integral de la Violencia, en la sala de ATE Casa España de la ciudad de Santa Fe en la que participaron más de mil docentes de 50 localidades de los departamentos La Capital, Garay, San Justo, San Cristóbal y San Javier.
La apertura se contó con la presencia del delegado de la Regional IV de Educación, Rafael Bono quien estaba acompañado por la coordinadora del programa Rueda de Convivencia, Marta Pailet.
En la oportunidad, el profesor Bono precisó que “a partir de visualizar las complejas situaciones que muchas veces se vivencian en las escuelas asumimos el desafío de generar espacios colectivos para pensar las escuelas, ensayar propuestas y elaborar borradores que concluyan en una lógica de encuentro interinstitucional de construcción de herramientas para erradicar la violencia”.
La jornada de socialización colectiva consistió en la presentación de videos y reflexiones sobre las experiencias de las escuelas que se llevaron adelante durante todo el año, en el marco del programa provincial Rueda de Convivencia.
Para ello, se eligieron siete sedes Santa Fe, Coronda, Helvecia, Nelson, San Carlos Centro, San Justo, y Santo Tomé. Cada sede agrupó a las escuelas de las localidades o zona de influencia, las cuales trabajaron dispositivos de convivencia, integración y ciudadanía en el espacio público.
El cierre cultural estuvo a cargo de dos grupos artísticos “Salutación de Pocket”, y la banda de alumnos que interpetará la canción “Vale Sentir, Vale Soñar”.
La convivencia es una construcción sistemática y consensuada que involucra valores, ideales, principios y acciones pedagógicas que propician la participación democrática de sujetos autónomos y responsables.
En el marco del programa Rueda de Convivencia, se realizaron distintas acciones como Debate pedagógico-de la cultura escolar-de la cultura de los adultos; Protocolos de intervención inmediata; Recreación de formatos de convocatoria a las familias; Transformación de modos de vinculación adultos familiares/convivientes y adultos docentes; Revisión de códigos de convivencia y de roles en el cotidiano escolar; y Muestras en el espacio público en cada localidad.
Rueda de Convivencia
Las ruedas son espacios de encuentro reflexivo, reuniones periódicas entre alumnos del 1° y 2° año. Los chicos se sientan en forma circular para hablar y escucharse. Dialogan sobre lo que ocurre en la escuela, sus problemas y los temas que les precupan como adolescentes.
El objetivo es edificar nuevas relaciones escolares, haciendo circular democrática y horizontalmente la palabra para dirimir conflictos, garantizando un marco de legalidad e igualdad de participación, y fortaleciendo los vínculos de confianza entre los alumnos secundarios, y entre éstos y sus docentes.
“El ministerio tiene como política educativa central el tema de la convivencia. Mientras que en el mundo se habla de la violencia, aquí se propone un paradigma distinto: se trata de construir convivencia para reducir la conflictividad escolar. En la medida en que haya más y mejor convivencia, habrá menos violencia”, coincidieron Marta Paillet y Patricia Leiva, coordinadoras generales del programa.
Las ruedas se realizan como mínimo cada 15 días. Pueden llevarse a cabo en el aula o en otro lugar predefinido de la escuela, como el patio. En la rueda hay un tutor -un profesor capacitado como facilitador- que orienta el diálogo del grupo. Éste elige un moderador -un estudiante-, que organizará las intervenciones de los participantes.
También hay un registrador -otro alumno- cuya función será anotar todo lo que se dice, y volcarlo en una bitácora o libro de documentación. Se toma registro para que, cuando la rueda se reúna otra vez, se sepa de qué se habló en la reunión anterior. Así, se formaliza la circulación de la palabra, para que las cuestiones discutidas no queden “en el aire” y se dispersen.
En la rueda los participantes ejercen su derecho a la palabra, pero deben cumplir con normas de legalidad. Por ejemplo, el deber de escuchar a los otros, de hablar de a uno a la vez, y el respeto por sobre todas las cosas (no se puede criticar a personas ausentes).
Se discuten temas variados: puede que se aborde un problema de la escuela -un conflicto concreto-, o puede ocurrir que alguien ponga en duda una conducta de los adultos -por ejemplo- y a partir de ahí se arma la discusión.
También se habla de cuestiones que importan a la adolescencia, tales como las relaciones en el aula, el cuerpo, la sexualidad, la identidad. Aparecen el consumo de droga y alcohol, etc., tópicos que involucran a los jóvenes y que atraviesan a toda la sociedad.
“Se tiene que generar una confianza mínima para que la rueda funcione. La confianza es clave, porque lleva a construir vínculos diferentes. Los chicos irán al aula de otro modo, con otra predisposición”, resaltó Paillet.
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