Innovar se trata de generar productos inexistentes, tener ideas nuevas y conceptos, producir marcas, procesos, productos, competencias, estrategias de marketing, formación b2b, etc. En conclusión, es la forma de nombrar aquello que nos acerca al futuro, lo nuevo, lo fluido, lo que se distancia de lo tradicional y lo estático.
Tan funcional es la condición hegemónica del valor de innovar en nuestra época, que ser o no ser innovador pesa moralmente en el prestigio de las empresas, tal y como en el status que reflejan las personas que forman parte de ellas.
Como dijo hace muchos años el ex CEO de General Electric: “si el ritmo de cambio de una empresa es inferior al de su entorno, el final de la empresa está a la vista”. De la misma manera, Jack Welch entendió que no hay nada que permanezca inmutable, ya que todo se transforma. Por lo que quien no tome activamente la responsabilidad de conducir el cambio, inevitablemente se transformará, pero no en la forma deseada.
Como especifican algunos estudios desarrollados en ámbitos empresariales, la innovación en el área comercial desde hace varios años atrás, es la misma. Aunque es cierto que con las nuevas tecnologías se da un aprovechamiento mayor de los desarrollos nuevos en la gestión comercial, las innovaciones incrementales preponderan en la gran mayoría de las organizaciones en la era actual (sigue este enlace lmsnews.org para más info).
En contraposición a los análisis tradicionales de los ambientes externos que en varias oportunidades no hacen más que una actualización de las proyecciones y los métodos para evaluar y planificar en base al año anterior; la innovación propone generar workplaces y redes de experiencias que se focalizan de manera exclusiva a reconocer oportunidad y evaluarlas.
Fuera de las empresas se deberán tener en cuenta las siguientes variables: quienes tienen ideas relevantes sobre potenciales oportunidades de generación de experiencia, cómo podemos acercarnos y aprender al respecto, cómo aprendemos de estas experiencias y les damos forma, independientemente de que sean nuestros jefes, empleados o clientes.
Cuando hablamos de innovar nos estamos enfocando en el diseño del futuro. Y no existe el mismo si no se empieza cuestionando separadamente de lo que se está haciendo en el presente. Este cuestionamiento, no se trata de un qué hacer crítico sino que se basa en superar lo actual. Es decir, evaluar los hechos exitosos del pasado que nos llevaron a encontrarnos donde estamos hoy, dando lugar al mismo tiempo a oportunidades que surgen como posibilidades a futuro.
A veces, nasa es tan difícil de superar como la trampa del éxito, por la estabilidad que nos brinda instalarnos en la zona de confort de un paradigma ganador.
Las innovaciones que desarrollan experiencias las podemos definir como disruptivas, es decir, que desafían a los actores establecidos de una industria ofreciendo alternativas simples y suficientes a un grupo de clientes desatendidos. La descentralización en la organización contribuye a la gestión de innovación en las empresas.
En Johnson & Johnson, por ejemplo, su presidente ejecutivo, William Weldon, promueve la innovación logrando que personas distintas con diferentes capacidades y mentalidades combinen productos y tecnologías para satisfacer las justamente variadas necesidades de los clientes.
El tener una mentalidad innovadora y aplicarla en los proyectos venideros trae consigo una serie de consecuencias muy beneficiosas para nuestras empresas. Algunos de ellos son:
Más eficiencia para cumplir con las metas de los clientes.
Entender las necesidades de los clientes nos ayuda a mejorar las ofertas de nuestra compañía. Equipa a su organización para sacar provecho de las disrupciones
Capacitarnos en innovación nos va a permitir hacer frente de una forma más eficaz a las interrupciones de los procesos, y que la empresa esté bien posicionada para responder a nuevas oportunidades y amenazas potenciales a medida que estas van surgiendo.
Impulsa el crecimiento y el rendimiento de la organización
Más allá de influir en la estrategia, la formación en innovación puede tener un impacto positivo en el rendimiento y el crecimiento de la empresa, ya que las empresas expertas en los elementos esenciales de la innovación experimentan mayores rendimientos financieros que las que no son tan innovadoras.
Impulsa el compromiso y la retención de los empleados
La capacitación en innovación también puede conducir a una mayor participación y compromiso, tanto de los clientes como así también de los empleados de la empresa, ya que representa como ya dijimos, una inversión que hará que la organización no sólo crezca, sino que evolucione.
La capacitación en innovación, debemos decir, va de la mano con el marketing de experiencias, ya que la idea es dejar un impacto en el cliente, brindarle una experiencia de manera que no le quede otra opción que regresar (click acá).
Este tipo de marketing lo han implementado distintas compañías exitosas a lo largo de los últimos años. Marcas modelo, se podrían llamar, ya que realmente han hecho un cambio drástico para bien del que ya es muy difícil retroceder.
Estas marcas, como Apple, Hard Rock Café, Disney, son innovadoras ya que se encargan de desarrollar nuevas formas de comunicar y dar sentido a sus productos y servicios. Aunque sean empresas conocidas con ventas aseguradas, no se quedan ahí, siguen invirtiendo en innovación.
Esto ocurre porque saben que es la clave para mantener a sus clientes y mismo a sus empleados fidelizados con la marca-compañía-empresa-organización.
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