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Los abuelos: grandes aliados en la educación de los chicos

«El aporte de los abuelos se podría condensar en tres grandes bloques: cariño, experiencia y unión», explicó Marta Stevenazzi

En este tiempo que nos toca vivir, con ritmo acelerado, poco tiempo compartido en familia y la comunicación mediatizada por pantallas, cobra un valor especial el aporte de los abuelos en la educación de los nietos.

La Psicóloga Marta Stevenazzi desarrolló este tema, ante un nutrido grupo de abuelas del Colegio Mirasoles, de Rosario.

-El aporte de los abuelos se podría condensar en tres grandes bloques: cariño, experiencia y unión, explicó.

Empecemos por el cariño: para ser un verdadero pilar en la vida de los nietos, el amor de los abuelos ha de ser incondicional, que favorezca la autoestima de los chicos. A la vez, tiene que ser sereno, dedicando tiempo a la atención de los nietos, a conocerlos y a crear vínculos con cada uno. El cariño será eficaz si es atento: hay que poner esfuerzo en escuchar sus logros, sus aparentes fracasos, sus dificultades, sus sueños…

¿Cómo capitalizamos la experiencia de la tercera edad en la educación de los chicos? Un buen activo son las anécdotas de cuando sus padres eran pequeños, o de cómo era la escuela, el barrio, los espacios comunes, las relaciones sociales, las modas. Son también valiosas las tradiciones familiares que vivimos, explicando su por qué, ayudando a atesorarlas, y los relatos de la propia infancia. Todas serán historias llenas de lecciones de vida, en un tono ameno y divertido, con un toque de nostalgia quizá,  pero optimistas y esperanzadas, proyectadas hacia el futuro.

Por último, la unión. Una familia unida fomenta personalidades equilibradas, seguras. Los abuelos pueden reforzar la unidad entre los miembros de la familia haciendo comentarios positivos de cada uno, visitando junto a los nietos a otros familiares, o “haciendo equipo” con el resto de la familia en la educación del hogar, en planes y proyectos comunes, salidas, paseos, o situaciones difíciles.

El secreto, concluye Marta Stevenazzi, es que los abuelos se integren en el proyecto familiar: poniendo amor, haciendo lo que aman, con libertad para decir lo que piensan y a la vez poniendo en juego la prudencia para que sus intervenciones sean acertadas y valiosas.