En una sociedad cada vez más global y sujeta a grandes cambios se trata de educar a los niños para que sean individuos sociales y fuertes. Cada uno tiene diferentes habilidades y talentos, y por tanto la oportunidad de sobresalir en algo. Cada uno merece la educación que mejor le convenga y le preparare de la mejor manera posible para el futuro.
Una preparación que depende de buscar la manera más efectiva para el aprendizaje de las asignaturas troncales, como Matemáticas, Lengua e Inglés, y liberar de esta forma tiempo para otras materias. La tecnología debe ayudar a mejorar la educación, ya que permite que los niños aprendan las materias básicas con más eficacia y darles más tiempo a aprender nuevas habilidades.
¿Con qué criterios debemos valorar una solución tecnológica? Aquélla que sea óptima debe mejorar varios puntos, como la efectividad de los profesores, librándoles del tiempo de corrección y dándoles herramientas para valorar y mejorar el nivel de cada alumno en el aula. Además, debe facilitar la práctica independiente, o sea, la realización de ejercicios por parte de los alumnos. También debe facilitar la implicación de los padres en el rendimiento de sus hijos y, por último, lograr la personalización de lo que se aprende en la clase.
Por eso, los colegios tienen que buscar soluciones que proporcionen estos atributos. Es importante implementar una solución completa, lo que supone una buena infraestructura (hardware) y contenidos educativos digitales adecuados. Las soluciones incompletas (sólo hardware sin contenidos o contenidos que no responden a los objetivos) suponen un desperdicio de recursos, tiempo y dinero. Hay que planificar y gestionar bien la toma de decisiones y el cambio que requiere la transición tecnológica.
Fuente: www.educaciontrespuntocero.com Imagen: Archivo de imágenes
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