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Estudiantes santafesinos crearon su propia impresora 3D

Los estudiantes inventaron una máquina que permite “imprimir” objetos de plástico

Santiago Pellegrino, de Funes, y Tomás Meucci, de Venado Tuerto, dos amigos estudiantes de Diseño Industrial, diseñaron, construyeron y usan su propia impresora 3D.

“Uno de nuestros profesores nos mostró que se había armado una, nos fue mostrando piezas que traía, nos cebó y nos entusiasmamos”, contaron los chicos. “Empezamos a estudiarlo, de manera independiente, por internet. Empezamos a pedir los motores, plaquetas electrónicas, todo por internet, a mediados del año pasado. Tuvimos que pedir partes de afuera, o comprarle a algún importador. Aunque lo que pudimos reciclar, las varillas lisas que sacamos de alguna impresora vieja, algún acople, todo lo que se podía reciclar o comprar acá lo hicimos. Nos fuimos manejando así, de a poco, armamos la estructura pero después vino la parte de programación, que fue ponerse otra vez a estudiar para que funcione”, agregaron.

¿De dónde estudiaban? Ellos mismos lo explican: “Si bien es una tecnología nueva, que no es accesible para todos por ahora, hay mucha información en internet, el ambiente es muy solidario en ese sentido. Hay foros o grupos de facebook en los que nos sacábamos dudas y recibíamos mucha ayuda”

La forma de uso no difiere mucho a una impresora normal: “Se usa como una impresora común en cierto punto, va conectada a una computadora, pero necesitas un programa especial para usarla, tenés que modelar el diseño en algún programa de diseño o bajarlo de internet, que también se puede. A través del programa mandas la impresión, y la impresora lo hace. Puede usar varios materiales, nosotros usamos plástico, va ‘tirando’ plástico”, explica Santiago. “Tiene una base y tiene un pico, y ese pico se va moviendo sobre la base y va tirando material, una capa arriba de la otra, formadas por hilos, haciendo un laburo muy fino”, agrega Tomás. “El plástico se le suministra por un rollo similar a la tanza de una bordeadora. Vienen diferentes tipos de plástico, intentamos usar uno biodegradable, para cuidar el medioambiente porque tiene su parte poco ecológica. Nuestro proyecto es reciclar el plástico PET de las botellas y usarlo”, detallan los emprendedores.

¿Qué se puede imprimir? Pellegrino lo explica: “Es un mundo infinito. La estamos usando para imprimir cosas de la facultad, maquetas y eso, cosas de estudio, pero se puede imprimir cualquier cosa que esté dentro del tamaño que pueda la impresora (22x22x25), aunque generalmente las piezas son más chicas, nunca nos quedamos cortos, o imprimimos por partes, porque el material se puede lijar, atornillar, o hasta pulirlo con acetona para sacarle la textura de los filamentos y sacarle brillo. Una vez que vas conociendo cómo trabaja la máquina, que vas viendo la lógica, podés llegar a mejores geometrías”. Meucci amplía sobre sus usos: “Ahora se está usando mucho para prototipado en fábricas, porque no conviene hacer una matriz para un prototipo y probarlo, la matriz tiene un costo muy elevado. Por eso conviene pagar la impresión 3D, se modela, se imprime, y ya tenés el prototipo para hacerle los estudios de ergonomía, de materialidad, etcétera. También se pueden hacer prótesis médicas, instrumentos musicales, es infinito”.

Si bien el dinero a invertir no es poco, se puede recuperar: «Armar la impresora es barato en relación a comprarla. Ya armada, funcionando, una impresora sale 20 o 30 lucas, las más económicas. Depende del tamaño que puedan imprimir, la marca, etcétera, pero tiene un mercado muy bueno, podemos imprimir algo y venderlo, o regalar a algún amigo, o alquilar la impresora. Por ahora es un hobby, pero si nos llaman y nos piden, claro que se puede. En su momento nos habían pedido los cortantes para las masas personalizados, para hacer galletitas”, explican

“Al principio fue aprender a hacerlo, por gusto, por curiosidad, nos juntamos a tomar una cerveza e imprimimos cosas para divertirnos, nos fuimos de viaje y nos imprimimos el protector para el cepillo de dientes”, detallan los amigos. “Es casi como una teletransportación, cada uno puede estar en su casa, chateando, y dice ‘che, mirá la figura que diseñé’, se la mando y se materializa en su casa, en su impresora, en plástico, en cerámica, en metales. Está bueno el juego de ‘che, está bueno esto’, modelarlo, imprimirlo y lo tenés”, cierran.

Fuente: infofunes.com.ar

Imagen: www.konradlorenz.edu.co