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Enseñar y aprender, una dupla necesaria en la escuela

Enseñar y aprender son dos términos muy comunes de escuchar en la escuela, pero ¿cuál es el significado más adecuado a la hora de poner en cuestión en la institución educativa?

La didáctica es la ciencia cuyo objeto de estudio son los procesos de enseñanza y aprendizaje, ambos fenómenos muy complejos que implican múltiples entrecruzamientos de las dimensiones que lo constituyen. Es definida también como la disciplina que se ocupa de las prácticas de la enseñanza, y, como toda práctica, implica un posicionamiento teórico que puede y debe ser reconstruido y resignificado en función del momento histórico.

Se la considera una ciencia interpretativa porque no elabora teorías cerradas, sino que, por el contrario, como la realidad no es uniforme, sus teorías aspiran a proponer alternativas de mejora, teniendo en cuenta las percepciones de los sujetos o de los contextos. Al considerar al conocimiento un producto simbólico, sus significados se intercambian, se negocian y se redefinen. Esta ciencia alcanza la credibilidad debido al rigor de los procedimientos, las técnicas e instrumentos de investigación, a partir de los cuales logra la comprensión y explicación de los fenómenos que estudia.

Ahora bien, ¿cómo se enseña y cómo se aprende en la escuela? Y, a su vez, ¿cómo lograr que esos aprendizajes sean significativos? Para encontrarle sentido a los aprendizajes escolares, es necesario que estén organizados de lo más simple a lo más complejo, que se adecuen a los sujetos a quienes está dirigido, que sean enseñados con estrategias metodológicas apropiadas y que tengan relación directa con los saberes previos y con el contexto en los que los jóvenes están insertos.

Enseñar no implica aprender y aprender no siempre significa que alguien haya enseñado. Se trata de una construcción conjunta en el aula y de romper con la queja que señala “no saben nada”. Es allí donde está nuestra función, producir algo con ellos, en el aquí y ahora.

Las clases no pueden pensarse de una vez y para siempre. Las teorías nos han demostrado que los procesos de enseñanza y aprendizaje son diferentes en cada sujeto, en los diferentes espacios y tiempos y que, a pesar de ser el mismo docente quien trabaja con estudiantes de la misma edad, su historia de vida también cambia con el tiempo. Esto quiere decir que la tríada didáctica: docente- alumno- contenido es absolutamente dinámica y que hay tantas tríadas como estudiantes hay en una clase y que el contenido varía porque no es algo rígido, que permanece en el tiempo, sino, por el contrario, está atravesado por la ideología.

Por tanto, cada profesor será quién planifique sus clases, en función de sus alumnos, de la disciplina que enseñe y de los contextos en que se haya inmerso, intentando llegar a todos, en pos de que los aprendizajes tengan sentido en esa escuela donde sus prácticas se enmarcan. Ese es el desafío de la escuela de hoy, provocar pequeñas rupturas para encontrarle un nuevo sentido.

Por: Carina Cabo, especialista en Educación

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