A menudo los padres, incluso docentes y directivos, suelen otorgar mayor jerarquía a las asignaturas como matemática o lengua, en desmedro de las ciencias sociales o naturales y mucho más respecto de las disciplinas artísticas: Música, Teatro, Plástica, todas ellas de gran importancia en la formación del niño.
Es muy común escuchar frases como éstas: “yo no le miro la carpeta de Plástica” es sólo un espacio de recreación. Sin embargo, si desde la escuela fomentamos las actividades creativas, que no son específicas de estas disciplinas, pero sí son propias de lo artístico entonces se podrá hablar de formación integral.
Proponer teatro en la escuela implica: estimular la función estética de la inteligencia porque contacta a los estudiantes con el mundo de la ficción y le da elementos para aprender a expresarse desde el arte, desarrollar el pensamiento creativo porque permite al alumno encontrar códigos de comunicación propios y llegar a la autoexpresión a través de su pensamiento, su cuerpo, su voz y su acción, creando estéticamente situaciones que lleven a la reflexión, al diálogo y al debate constructivo. Le permite afianzar la seguridad personal porque posibilita el descubrimiento de las propias habilidades y posibilidades al ponerlas en juego en la interacción con los otros.
El teatro es una experiencia que trata de hacerles ver a los niños la posibilidad de cambio, estimula la imaginación, les da la posibilidad y el derecho a saber y a elegir por sí mismos, es arte y prototipo de la comunicación en sus dos vertientes: como Espectáculo y como medio de Expresión y Comunicación., es una actividad no sólo placentera, sino también voluntaria e inminentemente creadora, base para posteriores experiencias culturales.
Y, si bien nadie puede dudar de cuánto le sirve a un niño las operaciones matemáticas o el aprendizaje de la Lengua, es necesario investigar y debatir acerca de las interrelaciones entre cultura y sujeto en los diferentes contextos sociales para impulsar así la búsqueda de opciones. Siempre debería haber espacios que le posibiliten al niño ser un sujeto creativo; al menos, ese debe ser el objetivo de la escuela elaborando propuestas pertinentes.
La música, la danza, la plástica, el tratamiento expresivo de la imagen y sobre todo el lenguaje oral, gestual y corporal se pueden unir para enriquecer los contenidos comunicativos de los niños.
De esta manera se constituyen en meta del objetivo fundamental: utilizar la voz y el propio cuerpo como instrumento de representación y comunicación plástica, musical y dramática y contribuir con ella al equilibrio afectivo y a la relación con los demás.
Reivindicar estas asignaturas desde la escuela es una decisión, pero no sólo del gobierno con sus políticas educativas, sino de todos porque implica ir pensando una sociedad con más posibilidades de cambio en la que se ´promueven producciones intelectuales de notoria repercusión social y, especialmente, de resolución de conflictos.
Por Carina Cabo - Pedagoga
Imagen: rcc.org.pe
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