La agenda de los argentinos estuvo dominada en los años 80 por el temor a la inflación. A tal punto que la amplia mayoría -entre 6 y 7 cada 10 personas- la consideraban el principal problema del país. La estabilización alcanzada a partir de 1991 modificó esa agenda, impulsando al desempleo al tope de las preocupaciones de la sociedad y esto se acentuó a partir de 1995, cuando la desocupación comenzó a alcanzar tasas nunca vistas anteriormente en la Argentina. La preocupación por este tema persistió hasta 2003, cuando se comenzó a posicionar el miedo a la inseguridad como primera inquietud, tendencia que se ha mantenido en la última década y va creciendo mucho en la actualidad. De esta manera, se ve cómo la agenda de los argentinos ha pivoteado sobre tres grandes ejes en los últimos 30 años: inflación, desempleo e inseguridad.
Los argentinos en general no consideran a la educación como un problema prioritario: sólo porcentajes minoritarios lo señalaron en las distintas mediciones como el más importante. Es que para la mayoría de los ciudadanos sus principales preocupaciones tienen que ver con asuntos que requieren respuestas y gestos políticos inmediatos.
Por esta razón no sorprende que la educación aparezca en séptimo lugar, asomando como prioridad sólo para 1 de cada 20 argentinos. Hoy es difícil para los ciudadanos darle prioridad a proyectos que requieren planificación y que deben ir más allá de uno o dos períodos de gobierno -como sería el caso del proyecto educativo- y cuyos efectos no siempre se ven en el corto plazo. El agravamiento de los problemas urgentes ha desplazado la trascendencia de la educación.
Los dirigentes suelen preocuparse por lo urgente y por lo que da réditos electorales inmediatos. Es por ello que se requiere una opinión pública consciente de la importancia de la educación para que el gobierno que la representa le otorgue prioridad al tema.
Calidad
Estas preocupaciones guiaron a Voices a realizar una encuesta a nivel nacional sobre la percepción que los argentinos tienen de la educación y un estudio cualitativo entre estudiantes secundarios, en base a 1.000 entrevistas personales y domiciliarias y seis grupos motivacionales.
Existen opiniones divididas sobre la calidad del sistema educativo: 4 de cada 10 entrevistados opinaron de manera positiva. Una proporción similar dijo que era regular (el 42 %) y 2 de cada 10 lo calificaron negativamente. Es decir que alrededor de 6 de cada 10 entrevistados poseen algún tipo de opinión crítica sobre la calidad de la educación.
La educación universitaria es la mejor evaluada con un 58 % de respuestas positivas (20 % la considera regular y 8 % negativa). El nivel secundario es el que recibe las opiniones más adversas (40 % positivas, 32 % de calificaciones regulares, un 21 % de negativas). Y un 45 % del total de la población evalúa positivamente a la escuela primaria (30 % regular y 20 % negativa).
Sin embargo, a la hora de evaluar la educación que reciben sus hijos las opiniones son mayoritariamente positivas: 7 de cada 10 manifiestan que sus hijos reciben una buena educación primaria y secundaria y 8 de cada 10 que es buena o muy buena la educación universitaria.
Estos resultados muestran que la calidad de la enseñanza es percibida de manera dual: se tiene una opinión algo crítica del sistema en general, pero al mismo tiempo existe una idea positiva de la educación de los hijos.
Parecería que la sociedad argentina no tiene aún verdadera conciencia del problema educativo. La evaluación Pisa 2012, que mide los logros educativos de alumnos de 15 años de edad, muestra que la Argentina ocupa el puesto 59 entre los 65 países participantes y el sexto lugar entre los ocho latinoamericanos. Y no alcanza el nivel 2 en lectura, lo cual implica que la mitad de los estudiantes no entienden lo que leen. Y en la última encuesta del World Values Survey, al indagar acerca de la preocupación por no poder dar una buena educación a los hijos sólo un 20 % de los consultados se manifestó “muy preocupado” por ello.
Escuela y salida laboral
En el estudio de Voices, al preguntar qué objetivo es el más importante para un colegio secundario, casi 4 de cada 10 entrevistados destacó que la escuela debe proveer habilidades y preparación para una salida laboral; luego se mencionó que enseñe cómo razonar y pensar y que prepare a los estudiantes para la universidad.
La investigación entre estudiantes del secundario muestra que para los jóvenes la principal función de la escuela media debería ser brindarles una buena enseñanza que les permita acceder a la universidad y que los prepare para el mundo del trabajo y la vida social. El secundario debería darles las herramientas necesarias para poder enfrentar los problemas que aparezcan a futuro en estos ámbitos. Los estudiantes sostienen que para alcanzar el objetivo es importante la exigencia y la transmisión de valores en relación con una formación integral.
Al indagar acerca de cuál es el mayor problema que enfrenta el sector educativo, la calidad de la educación no aparece como uno de los principales. Se mencionan, más bien, aquellos que tienen que ver con aspectos gremiales y administrativos (días de paro, sueldos docentes, presupuesto educativo) antes que con la calidad (programa educativo, idoneidad de los docentes, resultados de las evaluaciones de los alumnos).
Por otra parte, y a pesar de que los bajos sueldos de los maestros figuran al tope las preocupaciones de los entrevistados a nivel nacional, la mayoría está en contra de los paros docentes como forma de protesta. De este modo se manifestó el 65 % de los consultados, en tanto que el 29 % se mostró de acuerdo. En cuanto a la toma de colegios por parte de los alumnos, casi 8 de cada 10 argentinos manifiesta estar en desacuerdo con esta forma de protesta (77 %).
El mundo del conocimiento científico empieza a demandar mucho más que los tradicionales saberes del pasado: se busca que las personas puedan leer y comprender textos diversos, analizar fuentes de información diferentes y evaluar procesos, entre otras competencias. El desajuste entre lo que la escuela enseña y lo que la sociedad y el mercado de trabajo le piden a los jóvenes es muy grande y la escuela secundaria no está consiguiendo cerrar esa brecha.
Mejorar la educación argentina no es sólo tarea de autoridades: también requiere la participación activa de la sociedad civil para que presione a los líderes para que se implementen los cambios necesarios. Se requiere del trabajo conjunto de los gobiernos, directores, docentes, estudiantes, padres y sociedad civil en general para alcanzar una mejor calidad de educación para todos.
(*) Socióloga. Presidente de Voices Consultancy. Miembro de Número de la Academia Nacional de Educación.
Fuente: El Litoral Imagen: Archivo de imágenes.
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