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“Debemos enseñar de forma diferente a los nativos digitales para no desaprovechar sus capacidades cognitivas”

El médico neurocirujano Roberto Rosler sostiene que hay que diseñar estrategias de comunicación persuasiva que se conecten con la inteligencia emocional de los nativos digitales para fraternizar con su cultura y cognición

“Los cerebros de los nativos digitales aprenden a focalizar la atención velozmente, analizar la información y casi instantáneamente decidir si seguir o no seguir”, expresa el Dr. Roberto Rosler, quien la semana que viene brindará una conferencia magistral en el marco del 2do. Congreso Regional sobre Educación y Salud que se desarrollará en Rosario.

Rosler es médico neurocirujano egresado con Diploma de Honor en la Universidad de Buenos Aires y profesor de neurofisiología, neurociencias, neuroanatomía, neurología y neurocirugía. “Principios neurocognitivos para la enseñanza de nativos digitales”, es el nombre de la presentación que llevará a cabo el viernes 13 de mayo en el Colegio Santísimo Rosario: “Los nativos digitales cuando encuentran la información que necesitan, pasan dos segundos o menos en el sitio para luego pasar al próximo sitio. Desarrollan circuitos neuronales hechos a medida para ´chorros´ de concentración rápida e incisiva. Pero mientras los nativos digitales están cableando sus cerebros para ciber-búsquedas de Fórmula Uno, los circuitos neuronales que controlan el aprendizaje más tradicional están siendo ignorados (como por ejemplo, la interacción humana y la comunicación)”.

“Al terminar la secundaria un estudiante ha pasado diez mil horas jugando video juegos, diez mil horas hablando por el celular, veinte mil horas mirando la televisión y ha mandado y recibido más de doscientos mil emails o mensajes de texto. Los nativos digitales aprenden más fácilmente a través de interfaces digitales, ya que las pantallas son más amigables para ellos. Pero para utilizar dichas interfaces, uno debe saber cómo aprende, recuerda, se motiva y se emociona el cerebro”, expone Rosler y enumera aquellos principios neurocognitivos que nos ayudan para utilizar en forma correcta dichas interfaces digitales:

  • Principio de Relevancia: La comunicación es más efectiva cuando no se presenta ni mucha ni poca información. Entendemos y recordamos más fácilmente un mensaje cuando se utiliza una cantidad justa de detalles para explicarlo.
  • Principio del Conocimiento Apropiado: La comunicación requiere del conocimiento previo de los conceptos, jerga y símbolos pertinentes. Entendemos y recordamos más fácilmente un mensaje si éste se conecta con lo que ya sabemos.
  • Principio de Notabilidad: La atención es captada y dirigida hacia grandes diferencias perceptibles.
  • Principio de Discriminabilidad: Dos propiedades deben diferir por una gran proporción o no serán distinguidas. Necesitamos contraste para diferenciar formas, colores o posiciones entre distintos objetos o con el fondo.
  • Principio de Organización Perceptual: Los Homo Sapiens automáticamente agrupan elementos en unidades a las cuales prestan atención y recuerdan más fácilmente que si estuvieran en forma aislada.
  • Principio de Compatibilidad: Un mensaje es más fácil de entender si es compatible con su significado. ¡El cerebro tiende a juzgar un libro por su tapa!
  • Principio de Cambios Informativos: El Homo Sapiens espera que los cambios en las propiedades transporten información. Esperamos que cada pieza de información esté indicada por un cambio en una propiedad perceptible.
  • Principio de la Limitación de Capacidades: El Homo Sapiens tiene una capacidad limitada para procesar información y, por lo tanto, no entenderá un mensaje si demasiada información debe ser procesada o recordada. Desde un punto de vista comunicativo, ¡menos puede ser más!

El especialista en Neurociencias sostiene que existe un innegable abismo cognitivo – emocional entre aquellos que nacieron antes y después de, aproximadamente, 1984, antes y después de la aparición de la informática, Internet, los celulares, etc. Y este abismo tiene innegables implicancias didácticas. Esta “mediamorfosis” supone un nuevo tipo de educación adaptada a este tipo de consumo y producción mediática. “Para nuestros alumnos, lo digital es una lengua materna aprendida desde la cuna. Las generaciones digitales viven de, para y en la pantalla”, sostiene el médico y continúa: “Si Descartes viviera en el siglo XXI afirmaría ´Facebook, Google, Youtube, ergo sum´. Los docentes deberíamos apurarnos en la adaptación a esta mediamorfosis y en la enseñanza de los “nativos digitales” porque, como decía la protagonista de Alicia en el país de las maravillas, en un mundo en movimiento, el que se queda en el mismo lugar retrocede”.

Con respecto a los obstáculos con los que se enfrenta hoy en día un nativo digital cuando entra a un aula, el neurocientífico explica que los inmigrantes digitales, como afirma Alejandro Piscitelli, es decir, los docentes, deben aprender a enseñar en forma diferente a los nativos digitales, los alumnos, para no desaprovechar sus capacidades cognitivas: “Para nosotros, los docentes inmigrantes digitales, la informática es una segunda lengua aprendida tardíamente (y se nos nota el ´acento´). Para colmo muchos docentes están aquejados de analfabetismo digital. Nos formamos ayer con una información de anteayer. Hoy formamos alumnos que ya viven en el mundo del mañana. De ahí la necesidad del reciclaje para restablecer el contacto intergeneracional y amueblar correctamente nuestra relación. No podemos, ni debemos, introducir un saber que carezca de continuidad con el saber del alumno”.

Según Rosler, la cultura, las formas de transmisión, los criterios estéticos y hedonísticos y el régimen cognitivo, herencia de la educación de la época industrial, son totalmente perpendiculares a la de los alumnos. “Las competencias digitales no se pueden reducir a la lectura y la escritura”, afirma. De aquí comienza a surgir la necesidad didáctica de introducir una interfaz digital para introducir “troyanos” en los sistemas nerviosos de los alumnos: “Estos troyanos serían´ programas maliciosos´ (matemáticas, historia, anatomía, etc.) capaces de alojarse en los depósitos de memoria de nuestros alumnos y permitir el acceso a usuarios externos (los docentes), a través de las interfaces digitales, con el fin de recabar información o controlar remotamente a la máquina anfitriona (el alumno). O sea, ´infectar´ el sistema nervioso de nuestros alumnos con el virus del conocimiento analógico”.

El experto sostiene que hay transformar las estrategias didácticas que se utilizan en la docencia: “Esto implica cambios en la enseñanza formal que llevan a estrategias de comunicación persuasiva que se conecten con la inteligencia emocional de los nativos digitales para ´fraternizar´ con su cultura y cognición de forma tal que sus alumnos pasen un ´día positivo´ con su ´diapositiva´ de Power Point. Los nativos digitales imploran un diseño emocional que combine la funcionalidad con lo estético. En este diseño el cómo es infinitamente más persuasivo que el qué”.

“Creo que uno de los logros que debemos generar es pasar de la clase a la reunión; a través de muchos de los recursos que tenemos podemos crear un cambio enorme organizándolos de forma diferente”, expresa Rosler al ser consultado acerca de si la disposición aúlica tradicional sigue siendo efectiva: “Cuando vemos un aula, vemos un espacio cerrado y aislado del mundo, vemos una figura de pie y unas cuantas figuras sentadas, vemos que las figuras que están sentadas están quietas, sólo la que está de pie puede moverse. En cambio, en una reunión, las personas que acceden a estos recintos entran y salen, la mayoría de las veces porque quieren, no por obligación. Hay ruido, el murmullo de las múltiples conversaciones que, lejos de molestar, nos motivan a participar y el mobiliario facilita la conexión entre los asistentes. Además hay bebida y comida que funcionan como conectores del relax y la diversión muchas veces acompañados por música” .

Otro de los aspectos que hay que modificar, según el neurocientifico son las evaluaciones y el currículum: “En las evaluaciones las categorías son demasiado rígidas, los criterios demasiado subjetivos, y los exámenes demasiado superficiales. Debido a esto un docente dará dos notas diferentes a un mismo trabajo entregado en dos momentos diferentes, la variación es aún mayor cuando es evaluado por más de un docente”. Y continúa: “La idea del curriculum como construcción que puede llegar a ser completa y acabada es una idea heredada de paradigmas anteriores, pero que no tiene mucho sentido en la era de la Wikipedia, cuando la construcción del conocimiento se lleva a cabo por expertos no legitimados por el sistema académico hegemónico, se realiza de forma horizontal en vez de vertical y, lo que más nos interesa, no termina nunca, no tiene final, ya que las definiciones de la Wikipedia cambian continuamente”.

Acerca del lugar que debe ocupar la tecnología en la enseñanza, Rosler afirma que la tecnología es una herramienta más a la que disponen los docentes pero que está por debajo en importancia con respecto a las competencias socioemocionales. “La tecnología no es una panacea. La tecnología puede ser ´flanqueada´ por una buena actividad corporal”.

Por último, consultado acerca de las deudas que hay en nuestro país en materia educativa, el médico explica: “Es necesario adoptar la filosofía de la educación inclusiva; que los docentes nos demos cuenta que la ´vaca sagrada.´(el programa) es solamente una excusa; que dejemos de ser ´cubridores´ de contenido y nos dediquemos a enseñar pensamiento crítico; enseñar para lograr transferencia, para que nuestros alumnos apliquen lo que le enseñamos en su vida real; enseñar en otros espacios fuera del aula y ser conscientes que en el siglo XXI la educación es una educación de frontera, los alumnos están del otro lado de la frontera y no se van a acercar, somos nosotros los que con empatía debemos acercarnos, conocerlos y ver cómo lograr que se acerquen a nuestra frontera”.

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