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Comunicación como estrategia de conducción

En las prácticas de los directivos, una de las funciones más importantes es la de comunicar y coordinar.

La comunicación es un proceso indispensable en las escuelas y más aún cuando se trata estratégicamente como técnica de conducción a los actores de la misma.

Las funciones de comunicación y coordinación son fundamentales y permanentes, se vinculan con la orientación y la información relevante para el mejoramiento de la calidad de los aprendizajes.

En la comunicación hay que decidir qué comunicar, cuándo y a quién; cuál es la adecuada y necesaria para cada actor en cada momento. Cuando se trata de comunicación se refiere también a los espacios de reunión,  a los estudios sobre estados de un problema o situación, etc.

Como comunicadores, el director y su equipo deben estar atentos a las demandas de la comunidad; las aclaran, las redefinen, generan respuestas y definen propuestas.

Las funciones del equipo directivo se pueden agrupar  en cinco grandes ejes:

  • toma de decisiones.
  • delegación de tareas.
  • conducción de equipos de trabajo.
  • conducción de la negociación.
  • conducción de la supervisión.

Tomar una decisión implica una elección. Decidir sobre una posibilidad o varias es lo más complicado en las resoluciones prácticas ya que no hay racionalidad absoluta sino que existe varias dentro del contexto de actuación.

Ethier clasifica a las decisiones en tres tipos: las estratégicas, las de gestión y las operacionales.

Las decisiones estratégicas se caracterizan por el impacto que producen en las funciones sustantivas y en las finalidades de cada establecimiento.

Las decisiones de gestión constituyen el modo de concretar, en la acción, las decisiones estratégicas, sin perder la visión de la unidad del proyecto.

Las decisiones operacionales se toman cotidianamente y conciernen de modo directo las actividades del resto del personal del establecimiento.

Frecuentemente el directivo enfrenta  varias soluciones posibles para definir su accionar. Los criterios  para evaluar esas acciones y su ‘traducción’ en indicadores, constituyen un medio riguroso de evaluar decisiones.

La delegación puede convertirse en una situación de aprendizaje, constituirse en una situación a construir, a partir de la cual puede mejorar la calidad del trabajo, porque incrementa la capacidad de todo el personal implicado.

Batley sostiene que “Adecuadamente practicada, la delegación es la transferencia planificada  de autoridad y responsabilidad a otros para que ejecuten el trabajo dentro de límites establecidos de común acuerdo. Se puede delegar funciones y autoridad; pero la responsabilidad nunca puede ser delegada totalmente” .

Todas las cuestiones implicadas en el concepto suponen la responsabilidad del proyecto institucional bajo el equipo directivo. Pese a esto, y a pesar de los obstáculos, no quiere decir que no puedan delegarse tareas, sean rutinarias  y o fundamentalmente sustantivas.

Un buen gestor debe ser necesariamente un buen conductor de  equipos de trabajo. Debe tener la habilidad de conformarlos y dirigirlos, además de supervisarlos.

Conformar un equipo de trabajo implica también ciertas ventajas, que se ven al diseñar los mismos.

En primer lugar, las actividades combinadas de varias personas producen un mejor resultado que la suma de varias actividades individuales.

En segundo lugar, cuando se mejoran las relaciones interpersonales y las comunicaciones entre los miembros del equipo, se reducen las comunicaciones clandestinas, que generalmente circulan bajo la forma de rumores.

En tercer lugar, se favorece el proceso de delegación, ya que el director o el vicedirector se sienten respaldados en algunas de las tareas que el equipo puede realizar.

En cuarto lugar, los otros actores sienten un mayor grado de pertenencia institucional.

En quinto lugar, tanto el equipo de conducción como los equipos de trabajo tienen más oportunidades de ‘trabajar’ las tensiones que habitualmente surgen en todas las relaciones interpersonales y que pueden derivar en conflictos, de modo tal que no se constituyen en obstáculos de la tarea.

Obviamente es necesario supervisar el accionar de estos equipos.

El proceso de supervisión además de ser un proceso técnico que requiere identificar y conocer las fases de actuación, es también un proceso social y, por lo tanto, un proceso de comunicación.

Además la supervisión junto con la conducción de la negociación constituyen  habilidades psicosociales que implican mejorar situaciones.

La conducción de la negociación permite reconocer dos etilos de la misma.

  1. a) El estilo competitivo:

Esta posición implica que todo aquello que sea obtenido por una de las partes negociadoras es considerado como pérdida por la otra. En este estilo:

  • Todo recurso o estrategia es un medio válido si se logran los objetivos buscados.
  • El adversario es considerado un oponente y si éste realiza alguna concesión, se interpreta como debilidad.
  1. B) El estilo cooperativo:

Con un estilo cooperativo las partes que se hallan en conflicto llegan a acuerdos que son considerados ventajosos para ambas: las dos sienten que han obtenido algo de la negociación.

El estilo cooperativo permite separar los individuos de los problemas y centrarse en los intereses que sustentan cada una de las partes.

En los últimos años, distintas investigaciones coinciden en señalar que la calidad de la escuela se relaciona también con la calidad de la supervisión pedagógica. En esta causa, reviste su vital importancia y su estrecho vínculo con la información y por carácter transitivo con la comunicación.

En general, los enfoques sistémicos entienden la comunicación como la base sobre la que se articulan los sistemas abiertos. Desde este punto de vista, todos los sistemas sociales son sistemas abiertos, puesto que se modifican internamente para garantizar su continuidad en un entorno cambiante con el que están en permanente interacción. Así pues, la retroalimentación es el mecanismo básico que regula el cambio en los sistemas sociales y una organización, en tanto que sistema social, cambia continuamente a partir de la información que recibe de su incidencia en el entorno.

En las prácticas de los directivos, una de las funciones más importantes es la de comunicar y coordinar.

El director desarrolla habilidades de comunicación y conocimiento de los sistemas sociales que interactúan en la escuela y con el entorno.

En conclusión, los directivos tienen que poner en práctica una serie de habilidades determinadas para conseguir iniciar y mantener una relación social en la interacción con los docentes, alumnos y comunidad y la comunicación es una herramienta invalorable para ellos.

Lic. Prof. Alejandro  F Pascual

Lic. Prof. Jorge P Presenqui

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