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Aprender fuera del aula

Cada vez son más los chicos que asisten a espacios de apoyo escolar, no tanto para resolver problemas específicos, sino como un espacio de aprendizaje continuo que les brinda un acompañamiento que no encuentran en la escuela o en sus casas

“Nos encontramos con que hay muchos chicos que no tienen una dificultad de aprendizaje seria, al punto de tener un certificado de discapacidad, pero que tienen muchos problemas en lo educativo. Esos chicos necesitan un espacio fuera de la escuela que los contenga y los acompañe”, explica Daniela Bonofiglio, psicóloga del equipo interdisciplinario Encuentros (La Paz 430), que trabaja en integración escolar con alumnos con necesidades educativas especiales, brindando apoyo adentro y fuera de la escuela. El espacio está coordinado desde el área de Psicopedagogía y muchos de los alumnos que asisten como alumnos, también lo hacen como pacientes en los consultorios.

Natalia Rodríguez, psicopedagoga que coordina el espacio, cuenta que, durante las clases de apoyo, los docentes tratan no solo de abordar el tema concreto por el cual el niño asiste al espacio sino de trabajar con herramientas, formas y técnicas de aprender para que el espacio realmente le sea significativo: “Antes los alumnos acudían a este tipo de centros por problemas específicos, para prepararse para un examen, para resolver alguna tarea, hoy en día la realidad es que tenemos muchos chicos que asisten diariamente y necesitan de esta instancia de manera continua, durante todo el año. Se toma el apoyo escolar como una terapia más o como un trabajo paralelo a la escuela.”.

Consultadas acerca de cuáles son las causas de este fenómeno en crecimiento, que se observa en particular en chicos de nivel primario, la psicopedagoga sostiene: “Hoy en día, muchas mamás no logran sentarse a hacer la tarea o estudiar con sus hijos, ya que este momento termina siendo una excusa para discutir o pasar un mal momento, entonces prefieren tercerizar esa actividad en otra persona externa que pueda resolverlo”. Otro punto que menciona la profesional es que en muchos casos sucede que el hijo adquiere un nivel cognitivo mucho más alto que el de la madre, no pudiendo brindarle la ayuda que él necesita. “Una cuestión importante que influye en esta demanda de apoyo escolar es que los chicos no saben cómo estudiar: cómo hacer un resumen, cómo comprender lo que leen, extraer ideas principales, relacionar y por eso reprueban los exámenes. En la mayoría de las escuelas, si bien aparecen en las currículas, nunca se llega a  enseñar lo que son técnicas de estudio”, agrega Rodríguez.

Por su parte, Bonofiglio explica que la escuela fue perdiendo con los años cierta rigurosidad que tenía y el modo en que se evalúa al alumno muchas veces no coincide con la realidad: “Un alumno no estudia en todo el año y después en dos semanas va a particular y quiere sacar 10 materias. Cuando los chicos pasan de año de esta manera, no aprenden del mismo modo. Se pone en juego un aprendizaje más de tipo memorístico, no significativo. Por eso es importante repensar el modo en que evaluamos al alumno, es decir, qué evalúa un docente que sabe que el chico no hizo nada todo el año y luego lo aprueba en una instancia final de examen, como si el aprendizaje se midiera en un solo momento”.

La sociedad avanzó mucho, pero los contenidos se dan siempre igual y eso es una realidad. Tampoco cambiaron tanto las formas y metodologías de cómo el docente se forma para luego dar clases. Los chicos ya no quieren aprender de la misma manera. La atención está estrictamente ligada a la motivación. Si al alumno no le interesa lo que le propone la escuela, es lógico que fracase en el aprendizaje”, sostiene Rodríguez y agrega: “Actualmente vemos que son más los chicos de primaria que los de secundaria los que necesitan apoyo escolar. Se acercan con problemas que vienen arrastrando hace mucho, que no son específicos del contenido, sino de cuestiones globales que hacen al aprendizaje”.

La psicopedagoga cuenta que una realidad muy grave a la que se enfrentan hoy en día es encontrarse con chicos, de grados avanzados (5° o 6° grado), que no están alfabetizados. “Es un tema muy complejo porque tenés una institución que está avalando eso. Hubo una oleada que vino con la medida que tomó el Ministerio de Educación que no permitía la repitencia en primer grado. Eso originó que obligatoriamente todos los chicos tuvieran que pasar. Chicos que no sabían escribir su nombre, pasaron a segundo grado. Hay una estrecha relación en la adquisición de ciertos contenidos en la que se debe tener una base para poder adquirir otros. Ese chico probablemente no adquirió los contenidos de primero ni de segundo, ¿cómo va a aprender los siguientes? Entonces la distancia curricular es cada vez mayor con el correr de los años. La escuela no está preparada hoy en día para albergar a esos chicos. Es un trabajo arduo de todos los profesionales que trabajamos en inclusión. Esto se ve también con muchos chicos que saltean la educación inicial y recién tienen contacto con otros chicos pasados los 5 años. No lograron adquirir muchas conductas sociales que hacen a un aprendizaje a través de otro”.

Las profesionales remarcan que las mayores dificultades del aprendizaje que perciben en los alumnos tienen que ver con la alfabetización escrita: “Hay muchos chicos que tienen un lenguaje oral muy rico, en léxico, fluidez y recursos, pero a la hora de escribir una oración simple, saltean palabras, letras, realizan escritura en espejo, no distinguen cuando termina una palabra o frase y empieza otra, no tienen una organización de la escritura. Sin embargo, lo llamativo es que, en los dispositivos digitales como el celular, no tienen tantos problemas como con el lápiz y el papel”, cuenta Rodríguez.

Por último, la psicóloga Natalia Avdeichuk, que también trabaja en el equipo, pone énfasis en la familia, como el eslabón más importante en el proceso de aprendizaje del niño: “Hay que evaluar el lugar que ocupa el aprendizaje en la familia. Muchas veces los padres no les dan a sus hijos el espacio y el tiempo que necesitan para aprender. Porque están cansados o apurados, les piden que hagan la tarea rápido, como sea”.

Además, otro punto importante que resalta la psicóloga es el pensamiento errado que tienen muchos padres respecto al rol que tiene la escuela: “Muchos padres piensan equivocadamente que en la escuela se aprende y en la casa no. Se separa o se diferencia el momento del aprendizaje, ´la escuela es para estudiar, la casa para las otras cosas´ y se deposita al chico en la institución para que esta resuelva todos los problemas. La educación tiene muchas aristas y la familia es una de las más importantes. No tienen que desligarse del proceso de aprendizaje del chico. Por eso el trabajo con la familia es continuo, para que ellos se comprometan más”.

Imagen: learningblockscentre.com.au

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