Según registros de la base de datos Scopus, durante la década del `90 se publicaron 38 artículos con participación de científicos de instituciones argentinas en los dos journals internacionales de mayor tradición y relevancia: Science y Nature.
Entre 2000 y 2009, la cifra aumentó A más del doble y llegó a 86, y en lo que va de esta década ya son 70 los trabajos, lo que sugiere que la cifra seguirá creciendo.
Los especialistas coinciden que hay varios factores que contribuyen a esta tendencia: la aparición de Internet, e-mail y sistemas de acceso a bibliografía “on line”; la vuelta de la democracia; así como las políticas impulsadas por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, incluyendo la creación de un ministerio específico del área, en 2007.
“Desde 2003, la ciencia no solo pasó a formar parte del discurso oficial sino que eso también fue acompañado por un aumento del número de plazas para becarios e investigadores, mejores salarios, y programas de equipamiento, repatriación y construcción de edificios”, señaló a la Agencia CyTA-Instituto Leloir Alberto Kornblihtt, investigador superior del CONICET en el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias (IFIBYNE).
El apoyo oficial “ha potenciado el alto nivel intelectual y de formación científica que ya existía en el país”, sostuvo José Manuel Estévez, director de un laboratorio de biología molecular y celular de plantas en el Instituto de Fisiología, Biología Molecular y Neurociencias, dependiente de la Universidad de Buenos Aires y del CONICET.
Kornblihtt comentó que “publicar en una revista de alto impacto no es la única manera de hacer ciencia que importa, pero constituye un gran honor».
“El hecho de que desde nuestro país se publiquen artículos en revistas de alto nivel nos colocan en una mejor posición en el mapa de la ciencia y la tecnología dentro del ámbito internacional”, afirmó Alejandro Schinder, jefe del Laboratorio de Plasticidad Neuronal del Instituto Leloir, quien firmó un trabajo en Science en 2012.
Al respecto, Gabriel Rabinovich, aseguró que la publicación de un trabajo en revistas de tamaña envergadura representa “un triunfo de toda la comunidad científica que genera el entorno físico, material y de discusión científica adecuado para que esto, a veces tan complicado, suceda”.
El bioquímico cordobés llegó a la tapa de la revista «Cell» en febrero pasado gracias al descubrimiento de un mecanismo que bloquea los vasos sanguíneos que nutren a los tumores y aumenta la respuesta inmune del paciente con cáncer.
Fuente: Télam Imagen: Archivo de imágenes
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