«Siempre me gustó escribir, desde siempre, desde chica. El tema es que nunca había sentido un impulso tan fuerte de expresarme a través de la escritura hasta que apareció en mi vida la vivencia de la maternidad, más que nada de la mano de mi hijo León«, le contó Manuela Garbarini a Aptus.
Co-creadora de Universum Montessori y con una mirada que cuestiona los adultocentrismos, la autora propone correrse de ese errático e inintencional lugar en el que adultas y adultos solemos posicionarnos. Aquel lugar desde donde se mira a las infancias, con una guía cuasi-automática que casi ni nos invita a reflexionarnos.
Luego de «¡Yo puedo solo!» (que va por su quinta edición y se tradujo también al italiano) y «¡Yo vivo así!» (con una segunda tirada en venta), llegó «¿Quién soy?» este año, formando todos partes de la serie Esmeraldas y Leones de la editorial Le Pecore Nere. Los dos primeros contaron con ilustraciones de Caro Yuale y, el último, de Belu Rodríguez Peña.
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Buscar el equilibrio para que la afectividad circule
«Si criamos desde un lugar en donde no nos cuestionamos nada y la crianza estará puesta únicamente desde la mirada del adulto, seguramente será carente de recursos emocionales, de disponibilidad afectiva, de presencia, de consciencia. El equilibrio es fundamental, y hoy por hoy en su mayoría no existe. Seguimos en una cultura completamente adultocentrista en la crianza, en la educación y en los modos de ver a las infancias«, subrayó.
“El niño o niña que llega a este mundo conectado a ese ser esencial, tiene todo ese potencial expansivo adentro que los grandes que acompañamos podemos anular o potenciar” (Manuela Garbarini sobre “¿Quién soy?”)
Y agregó: «Cuanto más feliz y emocionalmente sólida sea la infancia, más herramientas tendremos en la adultez para ser felices. No en el sentido de estar todo el tiempo contentos. Sino en términos de ser productivos para el mundo, aportando nuestro granito de arena, estar pudiendo mirar a un otro o una otra. Los tres libros vienen a establecer ese diálogo entre el mundo-niño y el mundo-adulto, volviendo a tender ese puente que permite que la afectividad circule. La afectividad vista como motor y vehículo para que lo demás funcione».
Con una necesidad de darles voz a esas infancias, partiendo indirectamente de darle voz a su propia niña interior, Manu comenzó a escribir su primer libro, y luego siguieron los otros dos, en una especie de continuidad respecto del propio cuestionamiento, de la ampliación de miradas y perspectivas, y de creación de una escucha atenta que facilite y empodere, tanto a quienes están empezando a desarrollarse como a quienes están funcionando como vehículos para que ese desarrollo se encuentre realmente habilitado.
También en las aulas
Las y los docentes cumplen un rol fundamental en el desarrollo, no sólo desde la enseñanza académica sino también en lo emocional. Sobre sus libros como posibles materiales de lectura, Manu expresó: «Antes de ser docentes son personas. Cuanto más sensibles estén al mundo en general incluyendo el de las infancias, mejores se sentirán también en su rol. En este caso, la invitación es a tomar contacto con sus propias infancias. Con la potencialidad que aquella etapa tiene y, a partir de ahí, poder conectarse con niñas y niños hoy«.
Así aparece la cuestión de la observación plena. Del cuestionamiento hacia los automatismos que las y los adultos solemos tener al momento de una reacción, una palabra, y el acompañamiento en general: «Es fundamental que dejen de aparecer subestimaciones, chantajes emocionales y demás cuestiones que mayormente aparecen. Es indiscutible el rol que tenemos al momento de mostrar el mundo, incluso desde la docencia, en donde quizás no se tiene tan en cuenta la gran influencia que tienen nuestras formas de ver y acompañar en la vida de los niños y niñas. Realmente son vehículos, tanto para la expansión como también para el obstáculo«.
Cuestionar para escuchar y acompañar saludablemente
En este «dejar de» por parte de las y los adultos hacia las infancias, Manu propone: «cuestionar esos preconceptos, pre-ideas y prejuicios que tenemos sobre cuestiones que creemos de antemano que niños y niñas necesitan, sienten, piensan, perciben el mundo. La realidad es que los tenemos desde un lugar muy adultocéntrico, repitiendo modelos casi en forma automática».
Devolver esa capacidad de expresión, de potencialidad infinita, hará que haya una re-conexión tanto con la escucha atenta con, incluso, la propia potencialidad perdida por aquellos mandatos impuestos y recibidos en la propia crianza.
«Traté, en mis dos primeros libros sobre todo, de enfocarme en qué es la infancia, qué nos viene a mostrar, cómo se vive, qué se puede hacer para acompañar, y, sobre todo, invitarnos a hacerlo desde un lugar respetuoso y empático». Y así, llegar a su último título, desde donde se busca el desprendimiento de etiquetas para apelar a la sensibilidad y curiosidad al momento de empezar el camino del descubrimiento sobre «quiénes somos y de qué estamos hechos».
Los libros, disponibles únicamente en formato físico, pueden conseguirse en distintas librerías de Rosario y el país, pudiendo adquirirse además a través del sitio web oficial de la editorial incluso obteniendo los tres en la «Caja lectora II». La autora se encuentra recorriendo distintas escuelas para leer sus libros junto a niñas y niños. Quienes deseen contactarla pueden hacerlo a [email protected].
Por: Victoria Rotemberg
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