Científicos investigarán el ADN ambiental que se obtiene del análisis de las muestras de suelo, aire y agua para monitorear el efecto del cambio climático en sitios marinos del patrimonio mundial y evaluar la vulnerabilidad de las especies, en el marco de un proyecto que está coordinado por la Unesco, informó el sitio web de noticias de la ONU.
Los investigadores y residentes de los sitios tomarán muestras del material genético de los desechos, las mucosas o las células de los peces de determinados lugares marinos del patrimonio mundial, con el fin de hacer un seguimiento de las especies.
Según se indicó, en la actualidad el principal desafío para la conservación marina mundial es que «no existe información de referencia completa que permita un análisis global de la riqueza, composición o patrones de migración de especies».
«Esa falta de información -añadió la ONU- impide la toma de decisiones locales basadas en la ciencia».
El organismo de Naciones Unidas subrayó que el aumento del conocimiento sobre la biodiversidad permitirá esfuerzos de gestión eficaces y ayudará a cuantificar el papel central de las áreas marinas protegidas para la preservación de especies en peligro de extinción.
La iniciativa es pionera en su género, puesto que la utilización del ADN ambiental en la vigilancia de los océanos está comenzando y será este proyecto el que determine los protocolos estándar para el muestreo y la gestión de datos.
Por primera vez se aplicará una metodología coherente en diversas áreas marinas protegidas de forma simultánea, lo que marcará el establecimiento de normas mundiales en el ámbito del muestreo y prácticas de seguimiento y gestión de datos, además de que la información será pública.
Los sitios marinos del patrimonio mundial de la Unesco son reconocidos por su biodiversidad única, sus ecosistemas excepcionales o por representar etapas importantes de la historia de la Tierra.
Actualmente existen 50 sitios marinos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, todos incorporados desde 1981, cuando se inscribió la Gran Barrera de Coral de Australia.
El proyecto de ADN ambiental durará dos años y ayudará a medir las repercusiones del cambio climático en los patrones de distribución y migración de la vida marina en los sitios del patrimonio mundial.
Los datos obtenidos se publicarán en el Sistema de Información sobre la Biodiversidad de los Océanos, el mayor sistema mundial de datos de libre acceso sobre la distribución y diversidad de las especies marinas, mantenido y apoyado colectivamente por una red global de miles de científicos, gestores de datos y usuarios con el propósito de avanzar en el conocimiento de la vida en el océano y ayudar a establecer indicadores que sirvan como base para las políticas de conservación y gestión.
La iniciativa es auspiciada la Comisión Oceanográfica Intergubernamental y el Centro del Patrimonio Mundial de la Unesco, con el apoyo del gobierno de Flandes.
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