La propuesta se esta gestando para el segundo semestre de 2021.
Frente a la situación epidemiológica actual, la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, que cada año se realiza entre abril y mayo, está pensando «en un plan B» de cara a la inminente postergación de su edición presencial, aunque mantiene un diálogo permanente con las autoridades del predio de La Rural «ajustándonos a las pequeñas certezas que vayamos teniendo» para que este 2021 el evento pueda realizarse «de manera presencial en el segundo semestre», sostuvo Alejandro Vaccaro, presidente interino de la Fundación El Libro.
En un escenario dominado por la pandemia y las medidas de distanciamiento, el anuncio de la cancelación de la edición presencial de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires prevista originalmente para abril era un hecho esperado.
«Las autoridades de salud no autorizarían una feria de estas características», dice el presidente interino de la Fundación el Libro, Alejandro Vaccaro, luego del mandato finalizado de María Teresa Carbano. «Nosotros tampoco expondríamos a los lectores en esta situación sanitaria que está viviendo el mundo», sostiene.
Acostumbrada a tener 50.000 visitas en una jornada, los organizadores de la Feria del Libro de Buenos Aires ven imposible aplicar restricciones en la entrada: «el aforo para ingresar a la feria se descarta, nos parece imposible», asegura Vaccaro, quien además preside la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), es escritor, coleccionista y uno de los biógrafos de Jorge Luis Borges.
Todos los años, como otras grandes ferias del mundo, la FIL tiene invitada una delegación de escritores de una nacionalidad que llegan para mostrar un recorte geográfico de lo que se está escribiendo. Este año la ciudad invitada es La Habana. Desde la delegación cultural de la capital cubana, aseguraron que serán 60 los escritores que traerían a la FIL, lo cual implicaría un gran trabajo logístico que no se solucionaría en solo un par de meses para movilizar esa cantidad de personas.
A la delegación cubana habría que sumar el movimiento de 100 profesionales invitados del exterior, lo cual implica la contratación de hoteles, traslados y otros aspectos para lo cual la Fundación trabaja durante todo un año, una logística que en este caso habría que resolver en menor margen de tiempo y con el adicional de las restricciones que impone la pandemia.
El año pasado, con motivo de la emergencia sanitaria que obligó a estos grandes eventos a reconfigurarse en tiempos récords, la Feria tuvo que cancelar su edición presencial y optó por realizar una edición virtual reducida que incluyó cursos y conferencias (incluso un programa en la TV Pública) y esa experiencia fue muy buena, «sobre todo los cursos tuvieron mucho éxito», señala el presidente interino.
A Vaccaro le parece que la modalidad «híbrida» (palabra que no le gusta usar, porque no se ajusta a la realidad) podría funcionar, pero siempre que lo fuerte sea lo presencial y que lo virtual solo sea un complemento.
Y en ese sentido, sostiene: «Estamos abiertos a cualquier modalidad, mientras la incertidumbre nos siga desafiando: pensamos en un plan B, un plan C… Estamos atentos a todas las posibilidades de superar esta pandemia y las autoridades de la Rural saben, sin desprestigiar a las demás, que nuestra Feria es la más importante del país».
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