Cada año lectivo que se inicia suele estar cargado de emociones encontradas: alegría, expectativas, nuevas ideas y proyectos para poner en práctica, pero también ansiedades, preocupaciones y miedos.
La institución representa el campo en el cual se pondrán en marcha las partidas del gran “juego pedagógico”, y los educadores son los responsables de generar propuestas e intervenciones que faciliten a niños y niñas, y también a sus familias, el sentir confianza en sí mismos y en la institución que los recibe.
Aprender a incorporarse a una institución y a ser parte de un grupo de aprendizaje resulta, para los pequeños, uno de los grandes desafíos del período de iniciación de clases. A modo de “aventura”, ellos y sus familias se preparan para ingresar y acompañar en este momento, lo que les genera una carga de ansiedad que requiere ser canalizada; para eso, los educadores diseñamos propuestas de enseñanza que, a su vez, se convierten en nuestra propia aventura pedagógica.
Desde la tradición pedagógica, suele pensarse que, durante este primer tiempo de iniciación, lo que los niños necesitan para estar “felices y contentos” es que se les ofrezcan juegos y actividades atrapantes que los distraigan y eviten, así, que se angustien por el hecho de no estar con sus familias. En el libro “El período de iniciación en la educación infantil”, de la autora Mónica Kac, sin desestimar la posibilidad de ofrecerles juegos y actividades novedosas que los entretengan, la perspectiva desde la cual se mira este período es otra.
La propuesta plasmada en este libro llamado «El período de iniciación en la educación infantil» de Editorial Noveduc, es doble: por un lado, aportar dos miradas particulares sobre el proceso que este período implica atravesar y, por el otro, ofrecer herramientas teóricas y prácticas que ayuden a pensar qué y cómo hacer para que el ingreso y la integración a la vida institucional se constituyan en aprendizajes cargados de sentido y significación. Trascendiendo los meros juegos distractores se propone el diseño de planificaciones estratégicas que creen las condiciones de posibilidad para que niños (y también a sus familias) puedan canalizar la ansiedad y/o posible angustia que lo nuevo por conocer provoca e integrarse a la vida institucional desde la conformación de un grupo que actúe de sostén para el aprendizaje.
Imagen: elnuevodia.com
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