«Soy muy curiosa y hace un tiempo me hacía ruido el tema de las redes sociales y el uso que le dan los chicos, porque me pasó con el seguimiento de los lectores con otra novela que yo ilustré, y no sabía en ese momento qué foto subir, sin mostrar algo que no soy, como casi siempre pasa en las redes», comenta Vik Arrieta.
«Comencé a escribir la historia hace casi tres años, en esa época aún no se había resuelto el caso Marita Verón -caso emblemático sobre la trata de personas- una joven madre que fue secuestrada en San Miguel de Tucumán el 3 de abril de 2002 y de la que hasta hoy no se tienen noticias, pero quería incluir datos concretos como el juzgamiento de los responsables del hecho».
«Escribir un cuento sobre un tema tan delicado, tan real, es como generar una alarma en el universo infantil, que suele ser muy fantasioso», explica la autora.
La idea de incluir un dato de la realidad es porque tengo una amiga que trabajó en «Martes Rojos» -un movimiento de acción ciudadana que tiene por objetivo sostener la visibilidad de la problemática de la trata de mujeres- y eso nos llevó a tener charlas profundas al respecto; creo que si a los chicos se les habla, se interesan y se cuidan más».
En la historia de Arrieta las amigas sufren un secuestro por parte del hijo de una profesora desquiciada y a los que todos le temían, y con el devenir de los capítulos se descubre qué pasa en realidad y cómo fueron involucradas las menores, sin advertir el peligro corrido.
Las protagonistas de la novela -Lucila, Natacha, Anita, Piru y Clarita amigas de cuarto año de secundaria-, se juntaban los fines de semana, cámara en mano, para realizar un «»foto-shooting» al estilo de las modelos profesionales para luego subirlas a Facebook y obtener comentarios de sus seguidores, pero un día reciben un mensaje de un desconocido en tono amenazante.
Las chicas se van de sus casas y del entorno en que se movían cotidianamente con distintas excusas -un concurso de modelos, un desfile de moda- y una de ellas sintió que las cosas no estaban para nada bien con sus amigas por lo que comenzó la búsqueda desesperada por saber qué les había pasado.
Arrieta es ilustradora y responsable de las tapas de la saga «Caídos del mapa», de la escritora María Inés Falconi; lectora e hija de editora de libros, era casi inevitable que escribiera una historia y eligió una dirigida a los chicos.
«Ciertos usos de Internet pueden ser peligrosos -remarca Arrieta-, quise con esta historia acercarle una cuestión tan dura a los chicos de una manera no tan cruel como en la realidad».
«Me pareció que para generar ese salto entre lo virtual y lo real estaba bueno hablar de la realidad, porque si bien la historia es ficcional, los chicos advierten que pasan cosas malas a su alrededor, de las que no están exentas las redes sociales».
¿Intenta ser un libro educativo? «Hay mucha discusión sobre si los libros tiene que bajar línea o no; creo que un relato como éste no puede escribirse sin una posición tomada, sería un chiste no tenerla», asegura.
«No puedo educar a los chicos con mi novela -afirma Arrieta-, lo que sí pretendo es despertarles la curiosidad y que investiguen sobre los temas tratados, que hablen con sus padres, con los amigos, en el colegio».
En su obra, comenta la escritora, «hay una crítica clara al mundo de los adultos, quizás el personaje de la mamá de Lucila es el modelo ideal porque acompaña a su hija con interés por conocer su entorno, sus relaciones, pero hay una crítica al padre que no le da pelota a lo que le pasa al chico e intenta que crezca demasiado rápido».
En «Redes peligrosas» (editorial Quipu), sostiene Arrieta, «hay una distinción entre la vida real de cada uno y lo que pretende ser en la red, algo que lleva a construir, discursivamente, una personalidad desde la elección de lo que te gusta, la selección de fotos, el aval de ciertos productos de consumo, etcétera, alejado de la propia personalidad».
Fuente: Télam
Imagen: suturi.com