Algo en el aula evoca esos momentos de la infancia en que uno se disfrazaba con el guardapolvo del hermano mayor y jugaba a ser doctor. Los futuros alumnos de medicina se preparan para la maniobra. En sus caras se refleja entusiasmo, curiosidad y ciertos atisbos de timidez. Sentados en ronda, se van turnando para practicarle primeros auxilios al muñeco que reposa en el centro. Los docentes miran atentos, corrigen y levantan pulgares. Saben que es primordial incentivar a la reflexión y la acción. Saben que la mejor manera de aprender a ser médicos es siéndolo.
Esta escena de la vida real corresponde al curso de ingreso a la carrera de medicina de la Universidad Nacional de La Matanza (UNLaM), que está dando sus primeros pasos este año. De esta manera, el nuevo paradigma de educación médica, una forma distinta de encarar el ejercicio y el aprendizaje de esta profesión, se plasma desde el principio. Más tarde, aquellos que consigan ingresar a la carrera se encontrarán con prácticas en los propios sistemas de salud de la zona desde el primer año y reflexionarán acerca de cómo mejorarlos, aprenderán a escuchar a los pacientes, conocerán el cuerpo humano, no a través de un órgano, sino a través del debate en grupo a partir de casos o problema, y conocerán las problemáticas de salud de cada barrio, facilitando la aplicación de una medicina colectiva.
“Elegimos este modelo educativo porque tiene mucho que ver con la naturaleza del trabajo profesional del médico, que requiere una serie de habilidades que no se adquieren en el aula, sino que requiere experiencias profesionales precoces, líneas de reflexión y de búsqueda de conocimiento muy activas, ya que en el campo de la medicina se observa una rápida obsolescencia del conocimiento. Esto hace que nosotros necesitemos crear condiciones para que el alumno aprenda a aprender”, explica el Decano del Departamento de Ciencias de la Salud, Dr. Mario Rovere.
Este nuevo paradigma comenzó a utilizarse en 1969, en la Universidad de McMaster, Canadá. En Argentina, en tanto, se empezó a usar en la década del 80, aunque de manera híbrida, es decir, de forma integrada con la currícula tradicional. Actualmente, las universidades públicas que cuentan con el nuevo plan de estudios son cinco: las Universidades Nacionales de Rosario, del Litoral, de Cuyo, del Sur y de La Matanza.
Esta metodología de enseñanza se llama aprendizaje basado en problemas. “No es lo mismo aprender un hueso de manera aislada, que aprender un hueso desde un caso. Por ejemplo, desde una fractura: para qué sirve, qué es, en qué estado está, qué daño ocasiona en el cuerpo. Esto entusiasma, lleva a la investigación, al autoaprendizaje, al trabajo colaborativo en equipo y a poder fijar mejor los conceptos”, describe la coordinadora de la carrera de medicina de la UNLaM, Dra. Gabriela Lourtau.
Fuente: Agencia CTyS