Probablemente más de un profesor te haya recomendado alguna vez que tradujeras un duro texto a tus propias palabras, con el fin de comprenderlo cabalmente. Se trata de una técnica muy útil que ayuda a entender y memorizar conceptos teóricos complejos.
El sitio Cómo Estudiar brindó una serie de tips para poder llevar adelante esta operación:
Agrupar toda la información: suele suceder que muchas definiciones están dispersas entre los apuntes de clase, los textos y nuestra propia memoria. El primer paso es reunirla toda y plasmarla en una única hoja utilizando nuestras expresiones. Ayudará luego al repaso.
Cuidar de no descartar datos importantes: está bien eliminar información que consideramos no necesaria para el estudio, pero este proceso tiene el riesgo de que, en nuestro afán por reducir al máximo la definición, perdamos datos importantes. Siempre hay que tener presente y en claro el significado real del contenido.
Traducir, no distorsionar: si nos limitamos a resumir cambiando unas pocas expresiones restaremos coherencia a un texto el cual, en el caso de tener dudas, nos costará mucho más aprovechar para resolverlas. Por ello es fundamental tener siempre disponible la fuente original para chequear si algo no nos cierra.
Ajustar nuestro tema a la versión original: en los casos en los que se debe exponer un tema de forma oral, lo más recomendable es reducir los tecnicismos y aportar un texto coherente, sin pérdida de información importante, de forma de no alejarse demasiado del texto original.
Imagen: Bigstock
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