Ser un buen maestro es una tarea compleja, para la que hay que contar con dedicación, formación constante, paciencia y sobre todo humildad.
El sitio Universia dio los hábitos que siguen los docentes altamente efectivos:
Saber de lo que se está hablando: para los estudiantes es muy fácil detectar un profesor mal preparado, y rápidamente empiezan a descreer de lo que les dice.
Dar el ejemplo como líder y profesional: se deben reflejar actitudes de curiosidad, dedicación, honestidad y pasión. Hay que demostrar que el adquirir conocimiento sirve para sumar una habilidad, aprender un oficio y mejorar como persona.
Respetar a los estudiantes: para eso hay que motivarlos a hacer preguntas y expresar opiniones. Muchos temas no serán aptos para una discusión abierta, pero mientras los estudiantes están haciendo preguntas, por lo menos están pensando.
Motivar a los alumnos: aprender es mucho más eficiente si el que lo hace está motivado, y para eso bien vale apelar a la curiosidad del estudiante, relacionar los aspectos de interés utilizando material variado que le es atractivo, con ejemplos de la vida real.
Determinar objetivos de aprendizaje: hacen más fácil preparar exámenes que midan cómo dichos objetivos están siendo alcanzados, permite escoger mejor el material de apoyo, y preparar trabajos mejor enfocados a ayudar a estudiantes a lograr objetivos planteados.
Enseñar a resolver problemas: darles la consigna, ver cómo la enfrentan y realizar una puesta en común para retroalimentar experiencias y visualizarles que hay diferentes formas de resolver cada situación planteada.
Imagen: Shutterstock
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