Evaluar es una palabra que implica realizar dar valor a algo concreto. En el caso de la educación, incluso la RAE tiene una definición específica: “estimar los conocimientos, aptitudes y rendimiento de los alumnos”. La manera tradicional de hacerlo ha sido a través de exámenes en los que el alumnado debía volcar sus conocimientos, previamente trabajados y memorizados. Y aunque este sistema puede ayudar al aprendizaje siempre que se estudie de una manera eficiente, tal y como apunta un informe de la Universidad de Minnesota y reproduce el portal educaciontrespuntocero, no son la única alternativa.
De hecho, cada vez son más populares los sistemas de evaluación en los que se analiza el aprendizaje de una manera más holística. Ejemplo de ello son las rúbricas o los exámenes colaborativos, que no solo se centran en los conocimientos teóricos, sino que también entran a evaluar otras habilidades como el trabajo en equipo o la capacidad argumentativa. Y este es un enfoque que adecuado para todos los niveles educativos y ayuda a tener una visión más global de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. “Hay que tener un enfoque más global del aprendizaje, donde uno aprende en base a incrementos más pequeños y constantes”, afirma Linda Serra, presidenta de la Association for the Study of Higher Education de Estados Unidos.
Qué son las dianas de autoevaluación
Otra de las formas de conseguirlo son las dianas de autoevaluación. Se trata de un sistema de evaluación visual en el que se dibuja una diana con círculos concéntricos que varían su tamaño. A su vez, estos se dividen por líneas rectas creando porciones: cada una representa un aspecto concreto a evaluar y se van coloreando cuando los resultados son positivos. Así, cuanta más superficie tenga color, mayor es el éxito obtenido.
A nivel gráfico se pueden emplear un sistema de puntos que, tras unirlos, crea un gráfico de araña en el que se identifica con facilidad en qué hay que incidir. También se pueden emplear un degradado de colores que rellene toda la sección elegida para marcar el grado de satisfacción a través de los distintos tonos.
Mediante esta representación gráfica es fácil comparar los resultados en dos momentos diferentes del aprendizaje. Por ejemplo, al inicio y al final del trimestre.
Qué beneficios tiene su aplicación
Al tratarse de un sistema de autoevaluación, “el alumno hace consciente su aprendizaje, reflexiona sobre el camino que le lleva a la adquisición de un contenido”, comentan Iván Gallego y Melissa Vieites, docentes españoes. En su caso, emplean las dianas de autoevaluación como complemento de los exámenes para evaluar proyectos y competencias concretas. Para ello, prestan especial atención a las cooperación, el grado de compromiso de cada alumno en las tareas por equipos o el tiempo dedicado a cada repaso. Pero este método también es útil para facilitar el trabajo del profesor a la hora de abordar los errores cometidos.
De esta manera, se potencia el aprendizaje por parte de los estudiantes y el trabajo del docente es más eficiente. Al ser partícipes de su propia evaluación se genera un entorno en el que la función de la evaluación es formadora, no formativa.
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