La Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (CONEAU) es un organismo público dependiente de la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación, encargado de la evaluación de las universidades públicas y privadas y la acreditación de sus respectivas carreras de grado y posgrado y de sus correspondientes títulos.
La noticia fue que el Instituto Universitario del Gran Rosario ha sido reconocido por el Poder Ejecutivo Nacional como Universidad del Gran Rosario.
Javier Macchi, el actual presidente de la Fundación del Gran Rosario, lo explica: “La CONEAU hizo su evaluación de un expediente que demandó 18 cuerpos; trabajó para esto mucha gente; el expediente regresaba con nuevas preguntas y partía con las respuestas. Las evaluaciones institucionales demandaron mucho trabajo y tiempo; primero, una evaluación interna y luego la evaluación con evaluadores externos”.
Macchi, da su interpretación del significado de esta designación: “tanto CONEAU como los evaluadores vieron la potencialidad del proyecto; tomaron nota de lo que estábamos haciendo, y de la inserción social del IUGR y acompañaron al reconocimiento definitivo. En principio el Ministerio de Educación, lo entendió y aprobó el pedido, pero Presidencia de la Nación devolvió el expediente pidiéndole nuevamente la opinión a CONEAU quien confirmó que el Instituto llevaba adelante dos disciplinas y, por lo tanto, tenía que ser Universidad; con lo cual Presidencia avaló el pedido emitiendo el decreto con el cual nos dio el reconocimiento para transformarnos en la Universidad del Gran Rosario”.
¿Qué hace distinto a un Instituto Universitario de una Universidad?
El nivel es el mismo; ambos están capacitados para otorgar títulos universitarios; la diferencia es que el Instituto está ligado a una sola disciplina; en nuestro caso, salud y rehabilitación; al transformarnos en Universidad podemos otorgar títulos en todas las disciplinas con lo cual nos amplía el campo de trabajo.
¿Ahora ustedes pueden ofrecer nuevas carreras de otras disciplinas como derecho, ciencias económicas, por ejemplo?
Las dos mencionadas, junto con psicología, concentran el 80% de la matrícula actual en Argentina. Pero la Universidad del Gran Rosario, no va a ofrecer más de lo mismo. Nuestra misión es ofrecer algo diferente; no vamos a ir a las carreras tradicionales y vamos a tratar de incursionar en las carreras tecnológicas; la sociedad y el mundo están cambiando y debemos estar atentos a ese giro. En general en el mundo las universidades son instituciones gigantes, por lo cual no se pueden adaptar rápidamente a los cambios que les exige el mundo actual. Nuestro desafío es poder interpretar rápidamente el cambio que se está gestando en el mundo del conocimiento. Hoy se debe enseñar a pensar, ya que a la información accedemos en tiempo real. Hoy interesa el método que asegure al estudiante, primero y el profesional después, poder utilizar el conocimiento adecuadamente. Hoy interesa aprender a pensar. Y tanto docentes como los alumnos deben potenciarse en lograr este desafío.
¿Hoy disponemos de pedagogos formados en estos métodos?
Sí y no. Quienes guiamos a las instituciones educativas somos los que debemos tener esto en claro. Nos corresponde a nosotros impulsar acciones dentro de nuestras instituciones que estén nutridas de este pensamiento, para saber qué se hace con el conocimiento; qué se hace con los nuevos desarrollos tecnológicos. Pero, además y desde hace tiempo, a quienes dirigimos la Universidad del Gran Rosario, nos preocupa es formar profesionales con compromiso social. La ciencia ha avanzado tanto que hoy es más fácil salirse de la línea y caer en la tentación de no respetar los derechos humanos; hablamos de clonaciones, de manipulación genética, de diseño de alimentos; cuestiones que pueden afectar principios y valores de la sociedad. Esto es lo determinante y no solo enseñar a pensar; nuestra responsabilidad es ayudar a formar profesionales con responsabilidad social. Este es el desafío más importante que afrontamos.
Cuando este proyecto llamado Instituto Universitario del Gran Rosario comenzaba, el ingeniero Macchi nos hablaba de sus sueños; ¿los que poco a poco se fueron haciendo realidades?
“Creo que hay que animarse con los sueños. Animarse a hacer y no tenerle miedo al miedo y superar ese escollo que muchas veces nos inmoviliza. Hay que animarse y animar a otros. Yo me defino como un soñador y hemos logrado consolidar un equipo de trabajo que vive aportando ideas y nos potenciamos mutuamente”.
Javier Macchi es ingeniero y fue el depositario de los sueños de Raúl Arino con quien trabajó codo a codo, durante muchos años.
Imagen: archivo de imágenes
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