«Thomas Arnold» es el nombre que aparece, obligadamente unido al nacimiento del deporte contemporáneo, de hecho constituye uno de tantos mitos de la historia del deporte.
Los educadores, bajo la dirección de Arnold, descubren el valor pedagógico del deporte, el fair play, las normas, el entrenamiento, la competición y la organización deportiva. Thomas Arnold, ordenado sacerdote y especialista en rugby, elabora una alternativa más, para la juventud del momento. Este pedagogo quiso fomentar en sus alumnos la afición por los juegos reglamentados con el fin de desarrollar en ellos cualidades de iniciativa, de solidaridad, de competitividad y de juego limpio («fair play»), basándose en la estrecha relación profesor y alumno, sin menospreciar el aspecto intelectual y el moralismo.
Arnold Consideraba que el bienestar del hombre dependía mucho más de su intelecto que de su físico, aún más, creía que en realidad dependía más de su excelencia moral y religiosa que de su intelecto.
Esta genial idea de Arnold inicia lo que son los deportes contemporáneos. En gran medida el desarrollo deportivo que se logró mediante la idea de Arnold trajo grandes beneficios para la humanidad ya que hoy en día muchos deportes son masivos y tienen gran repercusión en todas las personas.