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Perspectiva: Marcos Sastre.

Fue un eminente educador y fundador de escuelas, que nacido en Uruguay, desarrolló sus actividades en la Argentina. Se lo recuerda por escribir una de las obras más renombradas acerca de la zoología, la geografía y la botánica del Paraná y su delta: «El temple argentino».

Marcos Sastre, fue un eminente educador que, aunque nacido en Uruguay, desarrolló su actividad en la Argentina. Pero además fue un destacado promotor de la cultura nacional en sus orígenes y un experto naturalista, autor de una de las obras más renombradas acerca de la zoología, la geografía y la botánica del Paraná y su delta: «El temple argentino».

Nacido en Montevideo en 1809, realizó en esa ciudad sus primeros estudios. Más tarde, y hasta 1827, residió en Córdoba, donde estudió en el Colegio de Monserrat. Al año siguiente, Sastre se trasladó a Buenos Aires, para perfeccionar sus estudios pictóricos. De regreso en Córdoba, creó un establecimiento educacional y publicó una obra para la enseñanza de la lectura, llamada «Anagnosia».

Luego en 1830, en Buenos Aires, comenzó estudios de jurisprudencia en la Universidad, que no terminaría, ya que al año siguiente, integrado en la joven intelectualidad argentina, abrió la «Librería Argentina», en cuya trastienda iba a funcionar desde 1835 el «Salón Literario», el lugar donde se forjó el pensamiento nacional que dominaría la última mitad del siglo.

Cané, Alberdi, Gutiérrez, Echeverría y López, entre otros, se reunían en dicho salón, para darle rumbo a la historia Argentina. Este espacio fue el ámbito de innumerables debates de estos jóvenes interesados en el progreso nacional, y el antecedente directo de la Asociación de Mayo. Luego como sucedió con éstas personalidades, el régimen rosista hizo que Sastre se retirará al campo, a San Fernando, donde abrió un colegio en 1842.

Trasladándose, posteriormente a Entre Ríos, en 1851, fue nombrado Inspector General de Escuelas, y en 1852, elegido para dirigir el periódico que servía de medio de expresión a Urquiza: El Federal. Con el caudillo entrerriano en el poder, Sastre encabezó la Inspección General de Escuelas de la Nación. Posteriormente, fue jefe de Departamento de dicho organismo, en 1864, y Director de la Escuela Normal de Entre Ríos, en 1865.

Más allá de estas funciones, y la de miembro del Consejo Nacional de Educación, que ostentaba cuando murió en 1887, la vida de Sastre se vio modificada por su estancia en San Fernando. Esa fue su «patria chica», su lugar en el mundo. Allí concibió y escribió El Temple (Tempe) Argentino, su obra principal y que lo mostraría como un naturalista de calidad. Se trata de un estudio sobre la flora, la fauna y la geografía del Delta del Paraná, ilustrada con bellísimos grabados hechos por la mano de su autor.

El Temple Argentino, que en su época tuvo más ediciones que el mismísimo Facundo, de Sarmiento, constituye una obra científica, exquisita en su forma y destacada por su contenido. Tanto que, por ella, algunos estudiosos han parangonado a Sastre con otros grandes naturalistas de fines del siglo pasado, como Francisco Javier Muñiz y Guillermo Enrique Hudson.

Fuente: todo-argentina.net
 

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