«Una cosa es que un niño sepa usar un soporte digital para jugar o meterse en Internet y otra muy distinta que tenga las competencias digitales», este es el razonamiento que hace el jefe de la Unidad de Investigación y Análisis de la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo (IEA), Andrés Sandoval-Hernández para explicar el resultado de un estudio que analiza el uso hacen los estudiantes de la tecnología, realizado en 18 países del mundo más dos regiones de Argentina y Canadá entre 60.000 estudiantes de 13 años (los que empiezan la ESO o los estudios equivalentes en otras naciones), y cuyas conclusiones son extrapolables a todo el mundo desarrollado.
Aunque un niño cuya lengua materna sea el español viva en Alemania, no va a hablar alemán como los nativos, a no ser que se promueva que lo haga. Lo mismo pasa con el aprendizaje de la tecnología: una cosa es que los niños actuales hayan nacido ya en la era tecnológica (los llamados nativos digitales) y otra muy distinta es que –a pesar de que se manejen muy intuitivamente ante una tablet- sepan desenvolverse de forma adecuada en la escuela y el mundo laboral de esta era.
Son pocos los estudiantes que a los 13 años se quedan en un primer nivel básico de competencias tecnológicas, el 17 %. Se trata de los que únicamente saben hacer cosas básicas, como abrir un link, o, por ejemplo, identificar qué otras personas están recibiendo el mismo correo que ellos. Otro 23 % se encuentran entre los que van un paso más allá, los que están familiarizados con las herramientas tecnológicas -saben, por ejemplo, usar los programas de búsqueda con palabras clave o insertar la información que encuentren en una hoja de cálculo- , y un 38 % más llegan a un tercer nivel de habilidades en el que saben además encontrar todo lo que quieren, aunque no lo vean mencionado explícitamente.
Sin embargo, solo alrededor del 2 % de los alumnos del mundo desarrollado llegan a saber seleccionar en Internet las informaciones relevantes de las que no lo son. Es decir, son los que demuestran tener pensamiento crítico. El país que tiene más alumnos en el nivel más alto es Corea del Sur (el 5 %), seguido de Australia (4 %) y la República Checa (3 %).
La radiografía que hace el informe de la situación revela que en el mundo hay, de media, en los colegios una computadora para cada 18 niños. Pero mientras que en Noruega hay uno para cada dos alumnos, en Turquía hay un ordenador para cada 80 estudiantes. Respecto a la frecuencia en la que usan los ordenadores, el 54 % de los niños de 13 años lo hacen en la escuela al menos una vez al mes y el 87 % en casa al menos una vez a la semana. De estos, el 75 % lo utilizan para meterse en redes sociales y el 52 % para mandar mensajes. En la escuela, básicamente lo usan (el 45 %) para escribir con un procesador de textos, como el Word, así como para hacer presentaciones con programas como el PowerPoint (44%).
Uno de los resultados más importantes que hemos visto es precisamente que los profesores utilizan mucho más Word y PowerPoint en la clase que software especializado para la enseñanza de las asignaturas, a pesar de que hay algunos muy buenos disponible en el mercado. Y dicen que no las usan porque no se sienten cómodos haciéndolo.
La conclusión principal es que es necesario diseñar políticas enfocadas a la capacitación de los maestros para que utilicen más estas herramientas, porque los niños no van a aprender solos, hay que guiarlos.
Fuente: El País Imagen: Archivo de imágenes