Según la Organización Mundial de la Salud, el número de decibelios permitidos en el aula es 35 y su aumento, puede afectar a la capacidad de concentración y aprendizaje. Las razones por las cuales pueden aumentar son tres: la reverberación del sonido, los ruidos que proceden del exterior y aquellos originados por los propios alumnos, docentes y mobiliario del aula.
Dado que el hecho de que una clase guarde completo silencio parece una tarea casi imposible, es posible controlar el ruido que se genera en el aula (o en cualquier otra zona común) a través de medidores en forma de aplicaciones e, incluso, semáforos. Estos últimos son muy populares en países como Finlandia y se caracterizan por su sencillo funcionamiento, pues a medida que el nivel de ruido aumenta la luz del dispositivo pasará de verde a amarillo para luego ponerse roja.


Con una interfaz visualmente atractiva, esta app muestra de manera gráfica y divertida el nivel de ruido de fondo del aula o el espacio del colegio donde se utilice: el docente, en este caso, tiene la opción de ajustar el nivel de sensibilidad que registra la aplicación y hacer un seguimiento de la misma. Así, si el nivel de ruido que alcanza es aceptable aparece una sonrisa feliz. En cambio, si los niveles sobrepasan lo aceptable la sonrisa desaparece y el rostro que se muestra será de tristeza. En este caso, y si el ruido sobrepasa los tres segundos, una alarma sonará siempre y cuando se haya programado y la pantalla del dispositivo donde se haya instalado Too Noisy Pro parecerá quebrar. Como característica complementaria, sus desarrolladores han integrado un sistema de recompensas en forma de estrellas: los alumnos recibirán una estrella si consiguen que el medidor registre un nivel de ruido aceptable durante un tiempo concreto.


Fuente: educaciontrespuntocero Imagen: adfave.ru