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“Los chicos que transgreden la ortografía en soportes digitales son los que mejor dominan la escritura en papel”

Andrea Brito, coordinadora del posgrado en Lectura, Escritura y Educación de FLACSO, rompe con el preconcepto de que los jóvenes “escriben mal” y sostiene que hay que reubicar el sentido de la ortografía hoy en relación con la cultura digital

Escuchar decir que los jóvenes no leen y que escriben mal, es una constante en pasillos, salas de espera y colas de bancos. Leer en un mensaje “Todo bien, ke hacé voo :)” puede horrorizar a más de un defensor de las buenas formas de escritura y de las normas ortográficas.  Sin embargo, nos preguntamos: ¿Es verdad que los jóvenes escriben peor que antes? ¿Qué implica “escribir bien”? ¿Qué lugar ocupa la ortografía en la enseñanza escolar?

Consultamos a Andrea Brito, licenciada en Ciencias de la Educación egresada de la Universidad de Buenos Aires, Magister en Ciencias Sociales con Orientación en Educación (FLACSO), coordinadora del Posgrado virtual en “Lectura, escritura y educación” de FLACSO, quien hace años que realiza estudios acerca de los cambios culturales y su impacto en las prácticas de lectura y escritura y en la educación: “Asistimos a una ´tercera revolución´ en relación a los modos de lectura y la escritura. La primera fue la del ´códice´, en la que se empezó a leer y a escribir en el formato libro que conocemos, luego la imprenta que hizo accesible esos textos a las personas, y ahora con los soportes digitales no solo cambiaron las formas de leer y escribir si no también que se dio una multiplicación y amplificación de esas prácticas”.

Con respecto a qué se perdió y qué se conservó de las viejas formas de escritura y lectura con la emergencia de la era digital, Brito afirma que hoy en día no todo es ruptura: “Uno puede ver que el código escrito sigue existiendo y algunos dicen que lo que viene a traer las tecnologías digitales no es la desaparición de la escritura y la lectura si no justamente el retorno. Vienen a mostrar la vigencia de estas prácticas. Por eso al analizar la realidad en las escuelas no hay que fijarse únicamente en los quiebres sino en las cosas que permanecen.  Y entre  esas cosas que persisten el valor social de la lectura y la escritura es algo importante a considerar”.

Con la proliferación de pantallas, y en particular con el boom de las redes sociales,  pareciera darse un incremento de la lectura y la escritura por parte de los más jóvenes, quienes pasan sus días constantemente en chats de WhatsApp, comentarios en Twitter y lectura de posteos en blogs y medios digitales. Sin embargo, la especialista explica: “Afirmar que los jóvenes leen más que antes es una afirmación relativa porque la lectura y la escritura tienen significados distintos según las épocas. Cuánto se lee y cuánto se escribe son valoraciones que adquieren un sentido totalmente diferente ahora que hace cincuenta años.  Uno puede decir que los adolescentes hoy en día leen y escriben mucho porque las pantallas y los teclados demandan eso. Después vendrán los análisis sobre qué tipo de contenido leen y escriben y de qué modo”.

Con respecto a los prejuicios existentes en cuanto a que la era digital mató a la ortografía, Brito sostiene que comparar con épocas anteriores a veces lleva a realizar conclusiones simplistas, como que antes se escribía mejor y que hoy los chicos tienen más faltas de ortografía porque chatean y no respetan ciertas reglas: “Lo que hacen es escribir distinto, con otros códigos y normas que están en constante evolución. No es que escriben con faltas de ortografía, en el soporte digital se escribe de ese modo. De hecho, lo que está comprobado en varios estudios es que los chicos que tienen más transgresiones en la ortografía en los soportes digitales son los que mejor dominio tienen de las reglas ortográficas cuando escriben en papel”.

Para poder comprender los cambios que se están dando a nivel de la escritura es preciso comprender el tipo de cultura en la que estamos inmersos, como postula Brito: “La mayoría de nosotros aprendimos a leer y a escribir desde los códigos de la cultura impresa, con ciertas normas ortográficas y ahora  tendemos a mirar otras formas de escritura, como la digital, desde esas categorías y por eso las calificamos como erróneas porque las evaluamos desde la diferencia. Y en realidad ese tipo de escritura surgida en la era digital es algo que tenemos que aprender todos a hacer porque estamos construyendo una cultura nueva: se está escribiendo de otro modo. Ese otro modo tiene convenciones y reglas  que se están construyendo en la misma práctica de los usuarios. La escritura digital, en los últimos diez años, también fue transformándose: el uso de emoticones, abreviaturas que no son fijas y que son parte de un movimiento dinámico aún no tienen reglas estables que los normen”.

A la hora de realizar análisis respecto a la importancia o no de la enseñanza de la ortografía en entornos educativos como la escuela, Brito explica: “Primero hay que reubicar el sentido de la ortografía hoy en relación con la cultura. Enseñar la cultura escrita en la escuela dentro del marco de las reglas de la cultura impresa sigue siendo importante porque regula la escritura, la posibilidad del entendimiento del otro, son convenciones que están en vigencia. En ese contexto es importante enseñar ortografía, es un saber valioso. Ahora, diferente sería querer enseñar ortografía en una comunicación regulada por un chat, es otra dinámica y otro código”.

Con respecto a la pregunta de cómo incluir la ortografía hoy, la especialista explica que históricamente la ortografía se enseñó a través de la repetición: “Escribir bien era tener buena caligrafía, ortografía y saber redactar un texto y esto se enseñaba a través de la copia y el dictado. Hay que revisar el sentido de esas prácticas hoy, sin anularlas pero ver cuál es el lugar que tienen en la enseñanza de la ortografía hoy. Si se piensa que la escritura es la posibilidad de escribir un texto comunicable para ser entendido por otro, la ortografía tiene un valor importante pero no es el primer objetivo, es uno de los rasgos que hay que enseñar porque abona a la construcción del sentido del texto”.

“No se puede decidir sobre la vigencia o la muerte de una práctica cultural”, afirma Brito respecto a si es importante mantener la práctica de la escritura manual o si hay que fomentar la escritura en pantallas: “En algunos países del mundo hoy se está discutiendo la vigencia de la enseñanza de la letra cursiva, e incluso proponiendo su eliminación, bajo el argumento de la prevalencia de la escritura digital. Sin embargo, para tomar una decisión tan drástica es necesario preguntarse antes no solo por el sentido de la práctica manual, en su aspecto más visible y técnico, si no también por su importancia en cuanto al desarrollo de habilidades cognitivos. Aprender a leer y a escribir es un proceso muy complejo, de mucho esfuerzo, que combina varios elementos: tiene que ver con la memoria, atención, concentración. Todo eso permite apropiarse del código e ingresar al mundo de la cultura escrita, automatizando ciertos procesos para luego desarrollar habilidades más complejas”.

Por último, consultada acerca de la importancia de la lectura de libros en soportes impresos o digitales, Brito sostiene que la disposición gestual, cognitiva, subjetiva, intelectual que exige la lectura de un libro impreso no es la misma que la de un libro digital que exige un recorrido fragmentario, no secuencial: “Ambos son necesarios por eso hay que revisar los modos de enseñanza para que esas formas de lectura puedan dialogar, tengan identidad pero también puedan hacer puente con una práctica que comienza ser más habitual en los chicos, que es leer en entornos virtuales.  Igualmente es necesario considerar que el hecho de que los chicos lean en soportes digitales no quiere decir que tengan habilidades complejas desarrolladas en ese entorno, pueden hacer lecturas superficiales, ahí es donde la escuela tiene que intervenir como guía”.

Imagen: callcenter02.jimdo.com