Hoy las escuelas exhiben problemáticas cuasi existenciales. No se trata de un existencialismo que brota del interrogante por el gran sentido, sino de cuestiones que rozan el corazón de lo social.
La vida misma se ha vuelto inquietante por su grado extremo de imprevisibilidad y las escuelas se presentan como reservorios de máxima notoriedad de las tensiones sociales; tensiones que, lejos de ser obstáculos, son impulso, motor para poner a prueba formas de existencia compartida.
Dice Jorge Larrosa en el prólogo de la obra “Des-armando escuelas”, de la Editorial Noveduc: La escuela de la que aquí se habla, o desde la que aquí se habla, no es ya una idea, o un proyecto, o una promesa, sino que es más bien algo que sucede, o algo que nos pasa; una escuela sentida, conversada, pensada; una escuela que no se sabe sino que se crea a cada instante y que no se habita desde la reiteración monótona de sus objetivos, o de sus fines, o de sus tareas, o de sus prescripciones, sino desde la emergencia de sus aconteceres.
Des-armando escuelas es un libro nacido del encuentro de voces que conversan sobre situaciones, sentidos y quehaceres intentando pensar en común sobre lo común.
Imagen: elconfidencial.com
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