“Lo que marca el signo de los tiempos que corren es que hasta hace 20 o 30 años vos ibas a un lugar a aprender: ibas a la escuela, a la universidad, a un instituto de inglés, de computación, etc. Tenías que desplazarte para ir a buscar el conocimiento. Lo que cambia con la irrupción de las nuevas tecnologías es que la educación, el saber, llega hasta vos”, explica María Soledad Casasola, maestranda en Comunicación y Educación de la UNED, España, profesora e investigadora de la Universidad Nacional de Rosario.
Como afirma Casasola, hoy en día asistimos a una ruptura con los espacios tradicionales de la educación; los chicos aprenden a través de la computadora: se puede acceder a los MOOCS, capacitaciones gratuitas de universidades prestigiosas del mundo, videos en YouTube como los TEDx. “Es una nueva forma de aprendizaje continuo, un acceso a un vasto universo de conocimiento el cual, nosotros, los adultos, nunca conocimos”.
Asistimos a un cambio de paradigma en la educación y fundamentalmente en la concepción del sujeto que aprende: “Antes las etapas de la vida del sujeto estaban más marcadas. El niño tenía que conocer el pequeño mundo que lo rodeaba y cuando era adolescente la visión se ampliaba hasta llegar a la universidad, donde la mirada se vuelve global. Era una perspectiva más evolutiva, progresiva”, sostiene la investigadora y continúa: “Lo que ocurre ahora con la introducción de las nuevas tecnologías es que los niños tienen un acceso a lo global muy tempranamente a través de lo digital: en las redes sociales, donde pueden conectarse con gente de todo el mundo. Para ellos, literalmente “el mundo es un pañuelo”, se les presenta accesible, cercano. Es muy diverso, muy heterogéneo, pero la visión de que hay lugares del mundo que están ´lejos´, no existe”.
Sin embargo, la investigadora sostiene que la escuela no es una institución que deba ser reemplazada por aprendizajes virtuales, sino que debe ser integrada y readaptada a los nuevos paradigmas de enseñanza-aprendizaje que se construyen en torno a la irrupción de las nuevas tecnologías: “En la escuela se sigue apelando a una cultura ´textualizada´, del manual. Sin embargo, que coexistan estos dos tipos de cultura, la digital y la analógica, no es un problema, la cuestión es cómo integrarlas, que no queden disociadas. Que siga existiendo una visión tradicional de la educación en el aula, no es del todo negativo, el problema es que se incorporan todas estas cosas que los chicos ven en otros lugares”.
Un concepto clave que hay que incorporar en las instituciones escolares es el de diálogo: “En la escuela no están tan acostumbrados a entender el conocimiento como una creación con el otro, a poder retroalimentar y ver el proceso de enseñanza-aprendizaje como un ida y vuelta, como un proceso comunicacional. En la universidad esto sucede mucho más que en la escuela, a veces la misma estructura de la escuela, burocrática, hace que sea imposible este tipo de relación”.
Casasola sostiene enfáticamente que “la escuela es un lugar irremplazable y maravilloso de socialización, de adaptación del sujeto al medio social” y que nunca la capacitación a distancia o el E-learning van a poder usurpar ese espacio que tiene la escuela en la constitución de los sujetos como ciudadanos, como sujetos que aprenden, como habitantes de un ecosistema, como miembros de un grupo, como personas.
En determinadas etapas históricas las instituciones van quedando desfasadas, los objetivos de la institución escolar se fueron modificando a la vez que fue transformándose el contexto sociocultural. “Hoy en día para los adultos la tecnología es una opción, para los niños es una realidad y la escuela debe comprender y adaptarse a eso. Lo importante es hacerles entender a los alumnos que esas aplicaciones y sitios, son también espacios de educación, es decir, tienen que aprender a diferenciar y apropiarse de las conversaciones”.
¿Cómo ingresa la tecnología a las aulas? ¿Hay un cambio de paradigma en el proceso de enseñanza-aprendizaje o un uso tradicional de las nuevas herramientas digitales?
Las tecnologías son solo herramientas. Que tengas una notebook o que el salón tenga una pizarra interactiva no garantiza que vas a dar clases según los nuevos paradigmas de construcción del conocimiento, escuchando al otro, desde una perspectiva educacional dialógica. Podés hacer una clase totalmente lineal, tradicional, usando recursos digitales. Podés seguir “dictando” clases, desde un video. El tema es cómo se articula ese proceso educomunicativo en el aula y fuera de él, en un entorno virtual y en uno presencial.
El problema se da porque tenemos resistencias a usar cosas nuevas. Por nuestra propia naturaleza humana nos aferramos a lo que sabemos, conocemos, donde estamos seguros. El escenario se modificó y los alumnos están esperando que vos hables con ellos en su mismo idioma, que utilices sus códigos, que no sea todo tan textual y están esperando las imágenes, los videos, el multitasking, que muchas veces no se encuentran en el aula.
Con la irrupción de las nuevas tecnologías, ¿se modificó la relación maestro-alumno donde el docente era el único que poseía el conocimiento?
Es un momento histórico en que los alumnos saben más que los docentes. Como nativos digitales, los que tuvieron acceso a la tecnología, manejan los recursos digitales mejor que los mayores. Pero también es una realidad que estamos en un momento de la historia en el cual están vivos la mayor cantidad de científicos e innovadores paradigmáticos de nuestro tiempo y están presentes en las redes sociales, medios, dispuestos a dialogar con nosotros, a brindarnos clases online. Hay un montón de oportunidades para aprovechar.
Pero lo novedoso de esto no es que porque hay demasiado desarrollo tecnológico deben darse este tipo de prácticas de interacción, diálogo, escucha,– ya lo proponía Freire hace 30 años atrás desde otra lógica – sino que lo que sucede es que justamente, que existan tantos desarrollos irrumpiendo en la vida cotidiana, dejan al desnudo la gran brecha: cómo hay gente que puede acceder a determinadas cuestiones y cómo hay gente que no. La tecnología crea oportunidades, pero también abre grietas, por eso hay que estar atentos a cómo las usamos y cuál es la realidad en la que trabajamos.
Hoy tenemos acceso ilimitado a todo el mundo pero a la vez tenemos maestros que no usan mail ni tienen celular. ¿Qué pasa con ese docente y con los alumnos que aprenden con él? Convivimos con esas dos realidades. Por eso hay estructuras, por fuera del sistema educativo, que le deberían posibilitar a ese maestro el acceso a estas herramientas y nuevos procesos de enseñanza-aprendizaje para que se animen a experimentar.
Para finalizar, María Soledad Casasola afirma que no cargar a la escuela como un lugar atrasado, “la escuela tiene una oportunidad y una potencial que nadie puede sacarle y que hay que aprovechar. No hay otro lugar como la escuela”. Es necesario articular conocimientos que están por fuera con los de adentro. Hay que habilitar la escuela como un espacio de encuentro con la tecnología, con la cocreación. No se soluciona solo con tecnologías, es un nuevo paradigma.
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