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Las deudas de Latinoamérica en materia de acceso a la tecnología

Si bien en 2020 América Latina ocupará el segundo puesto en cantidad de teléfonos inteligentes después de Asia, todavía hay un gran déficit en cuanto a acceso y conectividad. Qué rol ocupa la escuela en la inclusión y desarrollo de habilidades digitales, según María Teresa Lugo, coordinadora del capítulo local de Generation Unlimited en UNICEF Argentina

“A pesar de que somos una de las regiones más proactivas en inclusión de tecnología, sigue habiendo deudas que resolver ”, expresó a este medio María Teresa Lugo, coordinadora del capítulo local de Generation Unlimited en UNICEF Argentina y quien participó recientemente del XIV Foro Latinoamericano de Educación, organizado por Fundación Santillana con el patrocinio de la OEI.

Una de las cuestiones que compartió Lugo en el panel de “Gestión de las habilidades digitales» del Foro, es que si bien en el inicio de la nueva década América Latina va a ocupar el segundo puesto a nivel mundial en cantidad de teléfonos inteligentes detrás de Asia, continúa habiendo infraestructura y conectividad deficiente y Argentina no queda exenta a esto. “La única excepción podríamos decir que es Uruguay que tiene la conectividad muy desarrollada, en un gran nivel de avance”, detalló.

Brecha socioeconómica y de género

La especialista en políticas digitales y educación sostiene que sigue habiendo una brecha importante respecto al acceso que está relacionado con determinados sectores socioeconómicos. “Esta brecha tiene elementos de desigualdad y se vislumbra entre sectores más vulnerables que tienen menor acceso a la tecnología y dispositivos de menor calidad también”.

La otra cuestión que compartió Lugo, quien fue coordinadora de Proyectos TIC y Educación en el Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación de la UNESCO durante quince años, es la brecha de género y la tecnología: “Hay un 14 por ciento menos  de probabilidades que una mujer tenga un celular que un hombre. Esto es una tendencia mundial, es algo que las agendas educativas de los países deberían prestar más atención porque no es una brecha que se resuelve naturalmente sino que tiene que haber políticas públicas para poder resolverla”.

Lugo explicó que esta realidad se ve en el acceso pero también a lo que hace a los puestos de trabajo vinculados a las empresas tecnológicas donde las mujeres tienen menos posibilidades de poder llegar a puestos de decisión, así como también  se refleja en el menor ingreso a carreras vinculadas a ingeniería, matemática y computación.

“Es una brecha de género que está muy invisibilizada en los países y dar por sentado que se va a ir resolviendo sola implica aumentar la desigualdad entre las mujeres y la tecnología”, dijo Lugo y mencionó el proyecto Chicas en Tecnología que está trabajando para disminuir esa brecha  y que las mujeres puedan ingresar a un mundo que se les presenta como “muy reactivo”.

Escolaridad sin tecnología, un anacronismo

Otro de los aspectos que se discutieron en el Foro son elementos vinculados a las evaluaciones del acceso a la tecnología y  la tendencia general en América Latina. Según los datos del estudio TERCE de UNESCO, actualmente hay más acceso a la tecnología en el hogar que en la escuela. “Esto es importante porque nos habla de la necesidad de políticas que focalicen en el acceso de la tecnología en las escuelas”, explicó la especialista.

“Pensar la escolaridad sin tecnologías es un anacronismo. La tecnología está en todas las facetas de la vida. No incluir la tecnología es ampliar esta brecha entre los estudiantes y la oferta educativa, es desconectarlos de lo contemporáneo”, agregó.

Desarrollar habilidades digitales

Según la coordinadora de UNICEF, hay que preguntarse cómo la cultura digital impacta en la institución y cómo transforma las prácticas educativas. “Es importante plantearlo como una transición. No se trata de estigmatizar la escuela o llenarla de visiones negativas acerca de que ya no sirve. Hay que cambiar la, sobre todo la secundaria que presenta una gran baja relevancia en lo que enseña”.

La especialista sostiene que el desafío es achicar la brecha de expectativas entre lo que los estudiantes están necesitando  y lo que la escuela les está ofreciendo: “Acá creo que la tecnología hace una diferencia. Primero porque conecta con lo contemporáneo e incluye saberes que hoy forman parte de estas habilidades digitales que son como indispensables para ser ciudadanos del siglo XXI”.

“Hoy un estudiante tiene que poder aprender en la escuela cuestiones vinculadas con el  uso democrático de la información, con el poder distinguir las fuentes que existen para entender si es una fake news, entender una visión una visión crítica de la tecnología, temas de privacidad de la información, del uso de los datos. Todas estas cuestiones son habilidades que tiene que enseñar la institución escolar”, continuó explicando.

Cambiar la matriz

Por último, planteó una paradoja que existe en los institutos de formación docente: “Aquellos jóvenes que están empezando sus estudios de formación docente son chicos y chicas acostumbrados en su vida cotidiana a manejarse con tecnología, para pagar las cuentas del banco, hacer compras, estar en las redes sociales, pero eso es diferente a enseñar con tecnología.

“Lo que necesitamos es una formación para estos profesores y maestros que a pesar de estar acostumbrados a vivir en un contexto digital, al momento de enseñar siguen utilizando aquellas matrices que aprendieron en la formación docente y que en muchos casos no incluye aprender a enseñar con tecnología”.

Luego explicó que esto implica un esfuerzo grande a nivel de los países porque requiere modificar la matriz con la que se están enseñando desde un lugar totalmente diferente. “Hay que incluir programación, robótica, pensamiento computacional, estos nuevos saberes que son indispensables para poder manejarse en el mundo actual. Esto en muchos casos no lo están adquiriendo los estudiantes de formación docente”.

A modo de conclusión, la coordinadora de UNICEF declaró: “Yo creo que estamos en un momento híbrido todavía entre la escuela y las tecnologías. Coexisten formas más digitales con cuestiones analógicas. Es un cambio de época y son procesos que se están dando y todavía hay que esperar un poco para ver el sentido de todo esto”.

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