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“Las clases deben ser experiencias que valgan la pena vivir”

La Dra. Mariana Maggio, directora de la Maestría en Tecnología Educativa de la UBA, sostiene que es importante reinventar las aulas y que sean experiencias que transformen tanto a estudiantes como a docentes

“Reinventar la clase en la universidad”, es el título del libro donde la Dra. Mariana Maggio, especialista en Educación y TIC, expresa una premisa tan clara como necesaria: hay que transformar las formas de enseñar y aprender en las aulas. Si bien la investigación centra su enfoque en el nivel superior, es aplicable a todos los niveles educativos, y la pregunta necesaria es qué es lo que impide que esto suceda.

“Creo que una revolución se gesta cuando se alteran ciertas condiciones y la realidad indica que aquellas que sostienen las formas de enseñar y aprender han cambiado poco en un ciclo de muchísimos años. Si pensamos en las formas de concebir el tiempo y el espacio en las instituciones educativas, por dar un ejemplo, solo han sido alteradas en casos excepcionales. Y necesitamos reconocer que esas formas sostienen un modo de ser docente, de ser estudiante, de concebir la clase. Necesitamos poner en tensión esas condiciones, hablar de ellas y de cuánto nos limitan y también de las posibilidades que podríamos crear si, por ejemplo, trabajáramos en la alteración del tiempo”, comenzó explicando Maggio en entrevista exclusiva.

La especialista propone una acción simple y efectiva para poner en práctica: “Una forma interesante de acercarnos a la revolución es preguntarles a las y los estudiantes qué clases querrían vivir. Vengo haciendo esta pregunta a estudiantes de todos los niveles en los últimos meses y las respuestas son sorprendentes. Tienen grandes ideas que podríamos abrazar en una perspectiva de co-diseño. Esto me parece un gran inicio para hacer, por lo menos, una pequeña revolución”.

“La reinvención de la clase es un acto del docente o, mejor, de un colectivo docente. Implica comprender que todo lo que hacemos en clase puede ser reinventado: desde el lugar donde está ubicado el frente, hasta los contenidos que enseñamos. Ahora bien, en un sentido más específico, construí esta idea para mostrar que si las tendencias sociales y culturales cambian la clase, debería reconocer esos fenómenos e integrarlos en su diseño generando una propuesta distinta y aggiornada a su tiempo”, contó la especialista.

Construir conocimiento original

Maggio sostiene que los contenidos y los modos en que se producen cambian aceleradamente, por lo que estamos obligados a crear otras maneras de abordarlos. De este modo plantea la necesidad de crear en las aulas y considerar a la clase como un espacio de «construcción del conocimiento original».

“Los docentes tenemos que estar actualizados en los avatares de los campos disciplinares que enseñamos: cuáles son los modos en que se construyen, cuáles son los temas relevantes en un momento de la historia y en un contexto específico, cuáles las preguntas de investigación, cuáles son los debates y cómo podemos ser parte de ellos, son solo algunas de las preguntas que tenemos que hacernos”, explicó la docente.

A su vez, advirtió que esto implica una responsabilidad de las políticas públicas en materia de actualización docente pero también resulta una oportunidad inédita de pensar la actualización como un fenómeno cotidiano a partir de las redes sociales en general y las redes de colaboración en particular.

Maggio sugiere empezar “por los problemas reales”, los que nos rodean, los de la comunidad y los del mundo en que vivimos. ¿Para qué? Para comprenderlos y, fundamentalmente, para poder cambiarlos, transformando aquello que nos rodea en un sentido positivo: “En este proceso no solo aprendemos, todos, perspectivas contemporáneas sobre los contenidos desarrollados, sino que podremos crear otros nuevos. Si estos se hacen públicos, si entran en diálogo con otros actores de la sociedad, la escuela empieza a ser motor de construcción de conocimiento original”.

“En una sociedad que en las próximas décadas seguramente va a duplicar el conocimiento construido en toda su historia, eso es lo que necesitamos que sea para ser relevante. Mientras esto sucede las chicas y los chicos recuperan la pasión por aprender y por transformar y nosotros, docentes, redescubrimos la emoción de la enseñanza poderosa”, agregó.

Según expresó la especialista, la evaluación puede ser también un acto creativo, donde los estudiantes ponen en juego lo que aprendieron y siguen aprendiendo: “Por ejemplo, colaboran entre sí, se conectan con expertos que los orientan porque es lo que necesitan para resolver un problema sustantivo o construyen algo original”.

Cómo reinventar la clase

La tecnología es un aspecto clave para tener en cuenta en el proceso de reinvención del aula: “Si reconocemos que todo el estudiantado en la medida en que se cuenta con acceso tecnológico quiere está en línea a tiempo completo, incluida la clase, esta es una tendencia que podemos integrar en nuestro modo de pensar y hacer la clase. Por un lado, implica reconocer a los estudiantes como sujetos culturales, pero además nos permite generar construcciones que sí les importan y sí les resultan relevantes”.

Maggio toma a las series de televisión actuales como uno de los objetos culturales más interesantes para incorporar: “Tomaron riesgo y alteraron las formas de contar y, por ello, son hoy mi principal fuente de inspiración. Baricco, en su reciente libro The Game, menciona Lost como un caso de comprensión temprana de la revolución mental que estamos viviendo. Lo que nos propuso fue un relato donde para comprender cabalmente no alcanzaba con ver, además había que interactuar colectivamente en la red”.

“Las tecnologías se entraman con nuestros modos de entender porque generan condiciones inusitadas para la colaboración a escala. Siento que es el momento de pegar un salto en serio y empezar a crear propuestas que comprendan y abracen esa revolución mental, lo cual va mucho más allá de incluir tecnología tal como se planteó clásicamente”, agregó.

Co-diseñar la clase

Por último, Maggio planteó qué podemos hacer los docentes para empezar a cambiar las clases: “La primera es buscar inspiración en experiencias culturales diversas: la literatura, el teatro, el cine, los museos, las redes sociales, los videojuegos y también las series de televisión, por supuesto. En este plano creo que es muy importante comprender y participar de aquellas experiencias que nuestros estudiantes están viviendo, aunque nos resulte difícil. La segunda es colaborar con otros en un sentido más cabal: co-diseñando la clase. Obviamente empezando con los colegas cercanos”.

“Mi sueño es que nuestras clases sean experiencias que valga la pena vivir, que nos conmuevan y de las que emerjamos transformados, estudiantes y docentes. No me quiero conformar con menos. Porque creo que es posible hacerlo y, principalmente, porque necesitamos que nuestros estudiantes quieran volver y se queden y terminen todos los niveles del sistema, en condiciones vitales que sabemos pueden ser muy complejas. Por esto veo la reinvención como un camino de inclusión social”, concluyó.

Imagen: twitter.com