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La «tercera posición» en matemática.

La misma supone una visión superadora de los paradigmas formativo o didáctico, y conjuga la investigación, la enseñanza y las aplicaciones, a partir del reconocimiento de que la matemática tiene ideología.

«Ni científica, ni didáctica», bajo este lema los matemáticos Antonio Cafure y Gabriel Larotonda, investigadores docentes, estimulan el debate sobre una nueva mirada de la disciplina llamada «la tercera posición en matemática». En una entrevista con Argentina Investiga explican las características de este enfoque de la disciplina que conjuga la investigación, la enseñanza y las aplicaciones, y exponen cómo se puede aplicar a la actividad académica y de investigación cotidiana.

Según Gabriel Larotonda “la tercera posición” intenta ser una mirada superadora respecto de dos paradigmas aparentemente conflictivos. El primero, denominado «didáctico», en el cual el énfasis está puesto en cómo hacer para que la matemática sea comprensible, accesible y apropiable por la comunidad. El segundo, «científico», que piensa la matemática como un cuerpo de conocimiento que crece y es desarrollado por los especialistas con una lógica interna, inmutable respecto de factores externos como las condiciones tecnológicas y sociales o las concepciones dominantes.

De esta forma el tercer paradigma, explica el especialista, intenta dar cuenta del porqué enseñar la matemática que se enseña (contextualizada históricamente), porqué se investiga la matemática que se investiga, a partir de su relación con los medios tecnológicos y productivos, la filosofía y la historia. En síntesis, la «tercera posición intenta» pone de relieve que la matemática puede ser, en ocasiones, el puente entre el mundo sensible y el mundo inteligible.

A partir del reconocimiento de aciertos, limitaciones y errores de enfoques anteriores de la actividad matemática, este nuevo enfoque, busca promover una mirada diferente de la disciplina, que conjuga la investigación, la enseñanza y las aplicaciones. «En un sistema académico cada vez más preocupado por seguir lógicas de medición de la productividad, no dudamos en sostener que la matemática tiene ideologías: no considerarlas o, peor aún, ignorarlas, es un lujo que no nos podemos dar» sostienen los investigadores.

Con respecto a la docencia, un matemático se forma y no se discute sobre cómo transmitir ese conocimiento. Entonces, en sus clases reproduce el modelo de acción con el que aprendió en la facultad y en esa forma de transmitir hay una cierta ideología. «Nosotros nos formamos en la facultad de Ciencias Exactas de la UBA, con un paradigma muy tradicional, pero el formar parte de la Universidad Nacional de General Sarmiento, una universidad con otras características y ubicada en el Conurbano, nos permite cuestionar nuestra propia formación y esa manera de transmisión en la que se hace explícita cierta ideología y una cierta politización de la investigación matemática».

Finalmente para aplicar este nuevo enfoque a la actividad académica, se necesitan nuevas ideas y no sólo perfeccionar lo que ya existe. «Creo que hay matemáticos que consideran que su trabajo es publicar y dar clases, y otros que pensamos que nuestro trabajo es investigar, resolver problemas y educar. Lo sutil es cómo hacer explícita esa distinción que, seguramente, tampoco es constante para un mismo matemático en el tiempo» concluyó uno de los docentes.

Fuente: Infouniversidades.