El Portal BDPI es una iniciativa conjunta de Argentina, España, Portugal, Uruguay, Panamá, Chile, Brasil, Colombia y El Salvador que busca «difundir el patrimonio bibliográfico» y «facilitar el acceso ciudadano a través de un único punto de entrada».
La incorporación de una parte del acervo de la Biblioteca Nacional a la plataforma www.iberoamericadigital.net, constituye «un hecho fundamental -dijo a Télam González- que pone al país y su mundo bibliotecario en condiciones de discutir los grandes giros e interpretaciones de las culturas nacionales y universal».
Se trata de un proceso «que recién se inicia», un tramo fundamental de las mutaciones civilizatorias que hace tiempo están en curso en todas las profesiones y prácticas sociales», cuestiones que «irán incrementándose junto a la gran discusión del modo en que van a convivir las formas de lectura clásica con las lecturas remotas y digitales».
Para González, «este también es un evento fundamental desde el punto de vista de la democratización de la cultura, que contrasta, sin embargo, con las asimetrías internas inmanentes a los poderes digitales que caracterizan al nivel de la tecnología de cada país, de gran disparidad».
«De algún modo es una incorporación tardía», reconoció el titular de la Biblioteca Nacional, pero que «ocurrió en el momento en que debía ocurrir» ya que «hay que tener en cuenta el rumbo que va tomando la lógica digital de los repositorios mundiales».
Esos espacios, advirtió, «son portadores de un gran poder de difusión y de creación de nuevos lectores e investigadores remotos, pero no es posible ingresar a esa dimensión sin conocer la fuerza de los dispositivos tecnológicos, en cuanto a portadores de cargas hegemónicas, lo cuales abren una discusión que recién comienza».
Como iniciativa de la Biblioteca Nacional de España, largamente discutida en la organización regional de bibliotecas nacionales, este espacio «significa la interconexión de los patrimonios ya digitalizados de todas las bibliotecas latinoamericanas a una vasta red mundial».
Sin embargo, continuó González, «la disparidad entre los procesos de digitalización europeos es muy grande y eso genera dos situaciones importantes: por un lado se amplía enormemente la posibilidad de difusión de nuestros acervos, por el otro, hay que encaminarse hacia una administración compartida del modo en que se deciden las incorporaciones de los objetos digitalizados, lo que por el momento no sucede».
Esta biblioteca digital iberoamericana, graficó, «contiene un 80 por ciento de elementos provenientes de España», algo «formidable» para quienes deseen «adentrarse en la historias de España» y sólo un 20 por ciento de documentos latinoamericanos, lo cual se vuelve redituable enfocado desde el punto de vista de «una incorporación a una red mayor».
«Hubiéramos preferido un nombre más generoso hacia la peculiaridad de nuestras culturas y no meramente la sigla BDPI -hemos perdido esa discusión, habíamos propuesto uno más abarcativo ‘José Martí’-, pero nuestra propia biblioteca digital se llama Trapalanda así como la francesa es la Gallica y la europea la Europeana: Es la forma de conectar la civilización digital con el antiguo impulso utópico de todas las culturas», afirmó González.
«España tiene su Quijote digital interactivo, nosotros aportamos nuestro Martín Fierro digital interactivo; en algún lugar del cosmos informático, sin estar sometidos a caprichos excesivos ni a cuestiones incómodas sobre su diversa condición de grandes personajes ficcionales, quizás puedan dialogar, uno con su lana en ristre, el otro con su cuchillo matrero», concluyó.
Fuente: Télam
Imagen: genteok.mx
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