En el marco del Día Mundial de la Alfabetización, Mariela B. Caputo, investigadora de doctorado en la Facultad de Medicina de UBA, Master en Neuropsicología clínica y neuroeducación y Lic. en psicopedagogía. Directora de la consultora Nedutec y de la comunidad digital científico-pedagógica Gnosiskids hace un análisis sobre la temática.
Leer es una actividad joven para nosotros los humanos. La lectura, como tal, existe hace 7.000 años aproximadamente, pero si lo comparamos con la evolución del dominio del lenguaje, hay una gran diferencia, ya que la capacidad innata de todos los niños para aprender un idioma existe desde que los Homo sapiens iniciaron la conquista del mundo hace 60.000 años.
Los procesos de los circuitos cerebrales que heredamos de nuestra evolución primate se destinan a la tarea de reconocer palabras impresas. De acuerdo con este enfoque, nuestras redes neuronales se «reciclan», según el investigador francés Stanislas Dehane, para la lectura.
Lo maravilloso de esta experiencia es que la alfabetización cambia la estructura del cerebro. Comprender cuáles son las funciones cognitivas en el momento de leer permite a un docente generar estrategias adecuadas para que sus alumnos logren una experiencia exitosa.
La ciencia permite reconocer que las primeras investigaciones de la lectura avalaban erróneamente el enfoque de la palabra completa. Investigaciones recientes sobre las redes cerebrales de la lectura prueban que esas teorías estaban equivocadas, recomendando el uso de métodos fonológicos.
Es importante, para quienes toman decisiones en nuestros sistemas educativos, tener en cuenta los cambios que se deberían hacer para lograr reformas pedagógicas tomando en cuenta el aval científico que sustenta cómo aprende a leer el cerebro en realidad. Hay una brecha entre los programas educativos y los descubrimientos más actuales de las neurociencias.
Cuando hablamos de lograr el aprendizaje de la lectura y la escritura, nos referimos a un proceso formativo que exige desarrollar la capacidad de análisis y de síntesis. Leer habilita a la reflexión crítica de la realidad, leer es un derecho. La alfabetización tiene, además, efectos sociales que generan libertad.
La Unesco celebra el 8 de septiembre el Día Internacional de la Alfabetización, recordando al mundo que el acceso a la alfabetización es un derecho humano, ya que es la base de muchos aprendizajes.
La alfabetización es un motor esencial del desarrollo sostenible de una sociedad. Se considera un derecho ya que la alfabetización permite reducir la pobreza, lograr la igualdad de género, promover la democracia, generar un crecimiento científico para apostar a mejorar la salud, brindar libertad de expresión del pensamiento, entre otros. La alfabetización es un derecho humano básico y es impensable que en el siglo XXI aún existan personas sin esta habilidad adquirida. La alfabetización es también un requisito indispensable para la participación plena como ciudadanos en la democracia y la sociedad.
Sin embargo, y en pleno desarrollo de la era digital, la persistencia y agravamiento del analfabetismo sigue siendo una gran deuda en nuestra sociedad.
La educación tiene una enorme responsabilidad que es formar personas que se preparen para desafíos como el trabajo y el desarrollo de ser buenos ciudadanos. Teniendo en cuenta los vertiginosos cambios que se están produciendo, podríamos argumentar que esta es una de las oportunidades más grandes de nuestra era.
Algunos de esos cambios son provocados por tecnologías disruptivas como la neurotecnología, robótica, la impresión 3D o la genética y están impactando en el mercado laboral. El desafío está en cómo las instituciones educativas y empresariales deberían pensar en el empoderamiento en esta nueva era.
Los niños de hoy manejan nuevos lenguajes que se asocian cada vez más al uso de la tecnología como parte de un modo de comunicación básico en sus vidas. Este medio incluye aspectos sociales y de aprendizaje. Este es otro reto que se presenta frente a la educación como parte del cambio de paradigma que se expresa en el término «alfabetización digital».
Según Andrea Bruder, especialista en tecnologías educativas, uno de los aprendizajes que nos va dejando la pandemia, es que debemos lograr un ecosistema digital innovador y escalable que incluya la alfabetización tecnológica de toda la comunidad educativa, alumnos y docentes.
Focalizarnos en estos dos grandes ejes nos permite producir actividades con pensamiento computacional que enriquecen la enseñanza integrada de todas las áreas de aplicación posible, logrando experiencias de aprendizajes donde el estudiante sea protagonista como usuario y también como productor de tecnología.
La alfabetización digital también es un derecho que apunta a desarrollar talentos en los niños que siempre estarán a la espera de una oportunidad. Está en nosotros, educadores y neurocientíficos poder potenciarlos a través de escenarios didácticos que lo favorezcan.
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