El estudio demostró que “el rendimiento y la proteína se correlacionan inversamente. Es decir: a mayor rinde, más aceite y menos proteína. Como en la generación de nuevas variedades se prioriza la alta productividad, la soja argentina se caracteriza por su alto contenido de aceite en relación a la proteína”, explicó la técnica del INTA Martha Cuniberti, líder de la investigación y participante del foro mundial.
Después de analizar datos de los últimos 15 años de campañas sojeras, la especialista del Laboratorio de Calidad Industrial de Cereales y Oleaginosas de la unidad de Marcos Juárez concluyó que la soja de primera (¿) posee más aceite y menos proteínas que aquella de siembra tardía. “Esto sucede porque el llenado de granos se produce cuando las temperaturas son menores”, explicó.
Más del 80% de la soja producida en el país se industrializa y comercializa en el exterior como aceite, biodiesel y harina. Así, la Argentina se posiciona como primera exportadora mundial de subproductos de esta oleaginosa, con un rol fundamental en la calidad y cantidad de la materia prima.
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