Durante el evento, el Instituto presentó un innovador curso en línea, cuya inscripción ya está disponible y que dará inicio en abril de este año.
En un contexto mundial caracterizado por la transformación digital, la Oficina para América Latina y el Caribe del IIPE UNESCO organizó el seminario en línea «La transformación digital de la política educativa». Este espacio de diálogo reunió a más de 800 participantes de diferentes partes del mundo y abordó el impacto de la inteligencia artificial (IA) y las tecnologías digitales en la educación, desde una perspectiva que prioriza la equidad, la innovación y la sostenibilidad.
Retos de las políticas digitales
El acceso y uso de la tecnología digital siguen estando determinados por factores como el género, la ubicación geográfica y la situación socioeconómica. De acuerdo con el Informe GEM 2024, en 2023 había 244 millones más de hombres que de mujeres con acceso a Internet a nivel mundial, lo que demuestra una persistente brecha digital. Asimismo, la integración de estas herramientas en la educación sigue siendo un reto. Incluso en los países más avanzados, solo el 10% de los estudiantes de 15 años emplean dispositivos digitales por más de una hora semanal en asignaturas como ciencias y matemáticas.
Para avanzar hacia sistemas educativos más inclusivos y eficientes, la transformación digital debe ir más allá de la dotación de infraestructura, incorporando estrategias de gobernanza, accesibilidad y formación docente.
Perspectiva de los expertos
Desde una mirada enfocada en la equidad, Alejandra Cardini, Jefa de Oficina a.i. del IIPE UNESCO para América Latina y el Caribe, destacó que «la expansión de la IA abre un mundo de oportunidades, pero también plantea grandes desafíos». Subrayó la necesidad de garantizar que las tecnologías más avanzadas sean accesibles para todos y no solo para unos pocos, con el fin de democratizar la educación.
En la región latinoamericana, este proceso avanza de manera desigual, con obstáculos como la brecha digital y la exclusión educativa aún presentes.
Por su parte, Fernando Salvatierra, Coordinador de Educación y Tecnologías Digitales del IIPE UNESCO para América Latina y el Caribe, alertó sobre las diferencias entre los modelos de IA gratuitos y los de pago. Según explicó, «un claro ejemplo es la disparidad entre herramientas de inteligencia artificial de alto nivel y aquellas de acceso abierto. ¿Quiénes podrán utilizar las más avanzadas? Esto podría generar una ‘educación filtrada’, en la que la profundidad y calidad del aprendizaje se vean afectadas».
No obstante, Julia Sant’Anna, Directora Ejecutiva del Centro de Innovación para la Educación Brasileña (CIEB), recordó que en algunos contextos, las tecnologías convencionales siguen teniendo un papel fundamental. «La televisión y la radio también son tecnologías. En muchas comunidades, la radio sigue siendo el principal medio de comunicación. Ofrecer una educación de calidad implica atender tanto a los estudiantes como a los docentes, considerando la diversidad de realidades en las que se implementan estas políticas», señaló.
«Al final del día, lo esencial es brindar una educación de calidad a los estudiantes, y eso implica pensar en ellos y en los docentes que los acompañan», añadió Sant’Anna.
Muriel Poisson, Jefa interina de Generación y Movilización de Conocimientos del IIPE UNESCO, resaltó que la IA tiene un enorme potencial para transformar la gestión educativa, aunque advirtió sobre los desafíos éticos de su aplicación. «Las herramientas de análisis y visualización de macrodatos permiten obtener información en tiempo real, lo que puede orientar la formulación de políticas. Sin embargo, es clave garantizar su implementación de manera equitativa y responsable», afirmó, enfatizando la importancia de incluir a la sociedad civil en este proceso.
Para Diego Leal, consultor independiente, una visión integral es esencial para que la transformación digital en la educación sea efectiva. «Nuestro ecosistema debe ser flexible para responder a diversas condiciones y adaptarse a los cambios. La IA puede potenciar lo positivo, pero también lo negativo. Tenemos la oportunidad de prever sus impactos y, con un debate amplio sobre estos temas, tomar mejores decisiones», concluyó.
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