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Integrar las TIC a los proyectos educativos

La mayoría de las disciplinas, como el arte y la ciencia, fueron modificadas por la irrupción de las nuevas tecnologías. En el terreno de la educación, la transformación está en proceso

Las más diversas áreas de conocimiento y profesiones han sido atravesadas, modificadas y enriquecidas por la tecnología digital y las aplicaciones de la Web 2.0. Sin embargo, se puede advertir que este impacto y transformación no se ha dado con la misma profundidad en el terreno de la educación.

El desafío que enfrentamos como sociedad y desde el ámbito educativo requiere reestructurar los modelos formativos desde la infancia hasta la adolescencia. Se trata de comprender que las instituciones educativas, entre las que destaco la escuela, ya no son espacios para la transmisión de información y conocimientos y deben convertirse en comunidades de producción de conocimiento útil.

Es esperable que la escuela sea un espacio para el desarrollo de habilidades propias del siglo XXI entre las cuales se encuentran la capacidad de discriminar, interpretar y utilizar la información y los datos, entre otras. Por lo tanto, ¿qué rol pueden cumplir las nuevas tecnologías de la información y comunicación en este cambio?

Sin duda, las TICs utilizadas adecuadamente como herramientas pedagógicas pueden potenciar la experiencia educativa, promover la comunicación y democratizar el conocimiento. Sin embargo, sería un error tener una excesiva confianza en el recurso sin contemplar que, en tanto que instrumentos, requieren de dos acciones previas: capacitar a los docentes en el uso adecuado de las herramientas digitales, y reforzar el rol profesional del docente que guía y acompaña los procesos de aprendizaje.

Es por ello que, en una escuela donde la información es asequible por todos, la integración de las TICs en los proyectos educativos se presenta como una excelente oportunidad para revisar el rol docente y una ocasión para adecuarlo a las necesidades de nuestro tiempo. Además de una inversión económica, en dispositivos tecnológicos y conectividad en las aulas, se requiere de un proyecto que nazca desde los planes de formación docente en los profesorados superiores.

Con una transformación cualitativa en el seno de los profesorados, acciones políticas que sirvan para incentivar la profesión docente y un profundo cambio cultural que restituya a los educadores el prestigio social perdido en las últimas cinco décadas, podemos esperar que la escuela cumpla con su rol social de garantizar igualdad de oportunidades.

Es evidente que los gobiernos no son los únicos responsables de esta transformación. Las empresas y las organizaciones civiles tienen un rol protagónico y lo han asumido.

En el marco de la Responsabilidad Social Empresaria (RSE), las compañías construyen colegios, abren sus puertas para las prácticas profesionalizantes y promueven e incentivan acciones de voluntariado, sólo por nombrar algunas de sus acciones, en alianza con organizaciones civiles que aportan su experticia y recursos humanos.

Cada cual según su responsabilidad y competencia, pero trabajando mancomunadamente, gobiernos, empresas y organizaciones civiles deben velar por el acceso equitativo de todos los ciudadanos a una educación de calidad para que, de este modo, puedan poner por medio de ella el conocimiento al servicio del desarrollo cultural, social, económico, político e institucional de la Argentina.

Fuente: María Figueras - La Nación

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