Peter Carl Fabergé fue un joyero de la Rusia Zarista, nacido en San Petersburg y oconocido por crear obras al Zar Alejandro III. Entre las tantas realizaciones, pasaron a la historia los huevos imperiales, más conocidos como los huevos de Pascua.
Todo comenzó cuando, tras una exposición, el Zar Alejandro III le encargó al artista la realización de un huevo de Pascua para su esposa, la Emperatriz María. La obra gustó tanto que la mujer hizo de este regalo una tradición y cada Pascua le encargaba un huevo al joyero.
Los huevos de Pascua estaban fabricados de oro y platino y en su interior siempre tenían algún tipo de figura, también hecha en esos materiales.
Hasta la Revolución Rusa, que acabó con el negocio de Peter Carl Fabergé, el joyero había fabricado cerca de 57 huevos imperiales no solo para el Zar Alejandro III sino también para su hijo, Nicolás II.
Fuente: elintransigente.com
