Los materiales didácticos y educativos son una herramienta imprescindible para el docente, en particular el de Nivel Inicial y de Primer Ciclo, para lograr que los niños comprendan: si el material es concreto, cotidiano y está al alcance del docente, se convierte en un soporte para la enseñanza-aprendizaje.
Graciela Bertolini, con una trayectoria de más de 30 años en el ámbito de la enseñanza, brinda talleres prácticos para que los docentes puedan crear sus propios materiales para la enseñanza: “Es preciso que hagamos nuestros materiales didácticos y pedagógicos, trabajar con todo lo que atrae al chico, estimular la acción. El cerebro aprende escuchando y haciendo”.
Bertolini sostiene que es importante trabajar con los colores y texturas, no trabajar únicamente con el cuaderno y libros; hacer del aprendizaje algo dinámico y divertido.“Al cerebro le gusta mucho la percepción en tres dimensiones, por eso si uno va a contar un cuento, por ejemplo, puede proponer conjuntamente una actividad manual que haga que ese chico recuerde ese cuento desde la experiencia.Tuve chicos de tercer grado que trajeron baldes y le pegaban figuritas alrededor y a partir de eso contaban un cuento”.
La capacitadora docente, quien además tiene una diplomatura en Neuroaprendizaje, afirma que es esencial saber cómo aprende el cerebro; si sabemos cómo aprende el cerebro vamos a saber cómo enseñar.“El cerebro aprende por diferentes canales: visual, auditivo y kinestésico, haciendo o tocando cosas. Si a un chico en vez de tenerlo sentado leyendo 40 minutos, lo tengo 15 minutos haciendo una cosa y hago un pequeño recreo cerebral, algún movimiento corporal, el cerebro va a volver a recuperar la atención. El período de concentración es muy corto; en un niño 5 minutos y en un adulto 15 minutos. El cerebro se desconecta hasta que lo vuelve a interesar algo. Si un docente sabe eso va a saber cómo armar su clase. Yo sé que en 40 minutos tengo que hacer distintas cosas para atraer a ese cerebro”.
Graciela Bertolini trabaja como facilitadora bilingüe de Peace Education Foundation (USA) y se especializa en educación emocional y resolución de conflictos en la escuela. “La educación emocional consiste en trabajar las emociones desde que los chicos entran al colegio, que ellos puedan hablar de cuando están tristes, de cuando están enojados, alegres. Está comprobado que las personas que trabajan con las emociones desde muy chicos pueden tener herramientas para solucionar conflictos con el diálogo. Entonces si uno enseña todo esto desde jardín y la primaria, no llegamos a la secundaria con una situación de bullying”.
La educación emocional se basa en actividades dinámicas para que niños pequeños puedan identificar y nombrar emociones y fortalecer su autoestima promoviendo el autoconocimiento, compartiendo juegos que les permitan adquirir las habilidades cotidianas para expresar las emociones de un modo positivo.
La especialista sostiene que la educación emocional es un programa de prevención en donde se trabaja desde la construcción de sentido de comunidad, familia, amigos;valores como la participación, la cooperación, las reglas de convivencia en la escuela, la comunicación efectiva, cómo nos comunicamos tratando de entender al otro y la diferencia entre conflicto y violencia; el conflicto es aceptado, la violencia no.
“Es una metodología que está estudiada, al igual que la inteligencia emocional. El problema es pensar cómo el docente que enseña lengua, matemática, inglés, lo aplica en su enseñanza. Llevar historias que apelen a las emociones y que lleven a la resolución de conflictos constructivos, dramatizaciones, simulaciones, role play. Lo que al cerebro no le gusta son las fotocopias blanco y negro”, ratifica Bertolini.
Imagen: emocreativos.com