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En Pandemia: «Se evidenció la necesidad de no enseñar contenidos sueltos»

Para Guillermo Ramón Ruiz, autor de «El derecho a educación: definiciones, normativas y políticas públicas revisadas», la pandemia y la educación a distancia «pusieron en evidencia, además de las brechas pedagógicas, sociales y culturales, la necesidad de ofrecer propuestas desafiantes a los estudiantes en términos de enseñanza, de no enseñar contenidos sueltos».

El principio de igualdad hace referencia a una relación: ¿igual a qué o a quién?

Según Ruiz, «es un principio que ha sido objeto de diferentes fórmulas para definirlo. Destacamos la perspectiva de la igualdad como redistribución y reconocimiento que apunta a evidenciar desigualdades de orden material y simbólico, se trata de incluir a los excluidos en la deliberación, en la distribución de la palabra, por lo cual la igualdad no refiere a un presupuesto sino a una meta a alcanzar. Estas serían las claves para dimensionar que las oportunidades de ingresar, de permanecer y de egresar del sistema escolar, todo ello bajo un principio que supone dar más a las personas que más recursos requieren, no sólo económicos sino también pedagógicos. Las acciones pueden ser múltiples en función de las características de la población escolar, por ejemplo, para los sectores más empobrecidos cabría garantizar, entre otras: escuelas de jornadas completas, cursos más reducidos, con más docentes, además de comedores escolares y servicios de salud que atiendan a la población escolar».

¿Qué pasó en ese sentido a partir de la pandemia?

«Con la pandemia y la educación a distancia se puso en evidencia, además de las brechas pedagógicas, sociales y culturales, la necesidad de ofrecer propuestas desafiantes a los estudiantes en términos de enseñanza, de no enseñar contenidos sueltos».

Resulta importante pensar no sólo en la selección de contenidos, sino también en el tipo de propuestas didácticas que se pueden realizar a través de las plataformas digitales.

Por eso recalco que hay que reflexionar sobre cómo se aprenden esos contenidos -enseñados a distancia- y ello difiere en cada nivel escolar (inicial, primario, secundario, superior), y a la vez es diferente en cada contexto y región del país.

Es mucha la tarea para realizar que aún no se hace: quizás tanto docentes como directivos podrían comenzar a volver (con el máximo cuidado y protección garantizados por el Estado, de acuerdo con las condiciones de bioseguridad requeridas) gradualmente -y no todos los días- a las instituciones escolares, tanto para evaluar lo que ha sucedido en estos meses como para anticipar escenarios futuros.

Hay cuatro meses de clases que quizás deberían ser revisados para darse tiempo a la planificación. Con esto no digo que además de todo el trabajo que desarrollan sumen jornadas de trabajo presencial, sino que quizás se deban instrumentar medios para reducir algo de la jornada actual y prever el retorno progresivo a las instituciones para fortalecer la colaboración entre pares e iniciar la planificación del próximo año, donde se encontrarán con estudiantes que han tenido desiguales experiencias escolares.