Su historia comenzó a escribirse de la mano de dos mujeres valientes: Luisa Denning y Jennie Chapin, que con espíritu de servicio se embarcaron en Estados Unidos rumbo a un país desconocido, decididas a poner en marcha un centro educativo, motivado por el imperativo evangélico y dirigido al desarrollo de una educación nueva, integral y liberadora.
Llegaron a Rosario en 1874 para fundar un establecimiento de señoritas. El proyecto, llamado Colegio Norteamericano, se puso en marcha recién un año después y con unas pocas niñas como alumnas en una casa alquilada en la calle Entre Ríos, entre San Lorenzo y Urquiza.
La iniciativa creció rápidamente. Ya en 1878 el establecimiento albergaba 125 estudiantes, que trabajaban en las aulas con métodos innovadores para aquellos tiempos. Había clases bilingües de diseño y costura, dibujo, pintura y cocina, cuidado de plantas y huertas, prácticas que estaban fuera de los cánones tradicionales de educación, como la de disponer un banco para cada niña.
En 1883 la escuela avanzó con la compra de un edificio propio que estaba ubicado en la entonces calle Comercio 449 (hoy Laprida). Pero también ese lugar quedó chico.
Ante el crecimiento sostenido de la matrícula y las nuevas necesidades que iban surgiendo, las autoridades decidieron adquirir un terreno en el entonces Bulevar Argentino 1352 (hoy Av. Pellegrini) y colocaron el 25 de marzo de 1908 la piedra fundamental del nuevo edificio que se finalizó un año más tarde.
Para ese entonces, las fundadoras del establecimiento habían regresado a los Estados Unidos y había quedado en la dirección Mary Livaney, acompañada de la también norteamericana Bertha Bneeland.
El Centro Educativo Latinoamericano ha experimentado un importante desarrollo en sus 139 años de vida, incorporando los distintos niveles educativos, llegando a abarcar desde la Educación Inicial hasta la Universidad; entendiendo que existe un proceso cultural en plena transformación y asumiendo las responsabilidades que cada momento histórico demanda, a partir de los nuevos paradigmas tanto científicos como sociales que se están construyendo.
Este proceso dinámico, reflexivo y de búsqueda tiene como objetivo interpretar y transformar la realidad a través de operadores críticos y éticos, que en una dinámica interactiva permitan otorgar sentido a la vida en lo individual y lo social.
Imagen: centroeducativolatinoamericano.com
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