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Educador argentino en la NASA

Paulo Oemig, un marplatense radicado en Estados Unidos, fue seleccionado por un programa del gobierno federal de ese país como uno de veinte docentes sobresalientes para mejorar la enseñanza en ciencia, ingeniería, tecnología y matemáticas.

Paulo Oemig, doncete nacido en Mar del Plata, recorrió un largo camino para poder llegar a ser uno de los veinte docentes destacados de la NASA.

En 2012, la agencia espacial estadounidense lo seleccionó para impulsar herramientas educativas que permitan que los profesores, junto con los alumnos, se interioricen en las diferentes misiones de exploración de la Tierra, del Sol, de la Luna, de los planetas y del universo en su conjunto. “Mi objetivo es desarrollar programas educativos de alta calidad relacionados con la ciencia, la ingeniería, la tecnología y las matemáticas, haciendo uso de las capacidades únicas de la NASA”, dijo Oemig, cuyo nombramiento provino del programa del gobierno federal de los Estados Unidos llamado “Albert Einstein Distinguished Educator Fellowship” para veinte docentes sobresalientes.

Oemig explicó que en su secundario de Mar del Plata, donde se recibió de técnico químico, aprendió a valorar los trabajos prácticos de laboratorio como medio de formación en las ciencias exactas.

Antes de volcarse a la docencia, se radicó en Estados Unidos y trabajó como químico en un laboratorio del medio ambiente en Salt Lake City, Utah, por cinco años. También realizó estudios de grado y postgrado en antropología física y cultural en las universidades de Utah y Estatal de Nuevo México, respectivamente. En los últimos siete años trabajó como docente de octavo año de ciencias físicas en escuelas públicas de Las Cruces, Nueva México, donde también participó como consejero y asesor de olimpíadas de ciencia y programas para incrementar el interés de los alumnos en los campos científicos y tecnológicos.

Hoy, con 44 años y dos hijos estadounidenses, Ronan y Liam, Oemig considera que su beca en la NASA es una oportunidad soñada. “El aprendizaje y la curiosidad son viajes sin final”, sostuvo.

Fuente: Misiones Online.