Fruto del trabajo conjunto de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas (CADIEEL) y la Asociación Civil de Sistemas Embebidos (ACSE), la Computadora Industrial Abierta Argentina (CIAA) es una plataforma electrónica de hardware libre, gratuita y escalable. Desarrollada exclusivamente con fondos privados, la industria y la academia se unieron para diseñar una computadora para uso fabril y que también puede emplearse para la enseñanza secundaria, terciaria y universitaria.
«La industria electrónica no tiene visibilidad como industria sí misma; está inserta en diferentes lugares y cada uno de los que fabricamos electrónica nos sentimos representados por el sector en el que estamos. Con la gente de ACSE, decidimos empezar a darle visibilidad y trabajar para hacer conocido al sector de la electrónica. Para ello, decidimos hacer un producto que pudiera alcanzar tanto al ámbito educativo como a la industria. Son computadoras industriales que se pueden utilizar en bienes o equipos automatizando procesos o se pueden usar en el mismo producto mejorando sus características», explicó Javier Viqueira, titular de la Comisión de Relaciones Institucionales de CADIEEL.
La CIAA es una plataforma electrónica libre y gratuita pensada para que las industrias que usan sistemas electrónicos en la automatización de procesos -alimentaria, metal-mecánica, automotriz, agroindustria, química, textil y otras-, puedan desarrollar sus propias soluciones electrónicas.»Es la primera vez que se hace en el país una iniciativa horizontal entre profesores de más de 50 facultades, para lograr fabricar a un costo accesible una plaqueta educativa que va a permitir revolucionar la forma en que se enseña, con acceso a tecnología de última generación y que permite pasar a la versión industrial», dijo Lutenberg, investigador del CONICET.
La producción de las primeras mil unidades de la versión educativa se hace con un sistema de preventa que se inició este mes y lleva 400 pedidos (a través del sitio www.proyecto-ciaa.com.ar).»Nuestro objetivo es brindarles a las escuelas y universidades una herramienta para la preparación de clases, apuntes y enseñanza sobre una plataforma global para todo el país», contó Lutenberg, docente y director del Laboratorio de Sistemas Embebidos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires.
A partir de los programas que los ministerios de Industria, Ciencia y Tecnología y Educación tienen para mejorar la tecnología, la iniciativa articuló en 2013 al sector privado de la Cámara Argentina de Industrias Electrónicas, Electromecánicas y Luminotécnicas con el académico de la Asociación de Sistemas Electrónicos Embebidos, formada por profesores universitarios.
La CIAA es una plaqueta electrónica con un procesador ARM Cortex-M4F, como el de celulares y tabletas; memorias Sdram, Flash y Eeprom; múltiples puertos; entradas y salidas digitales y analógicas; software de programación en Lenguaje C; gabinete compatible con stardards.
“Cuando decimos que es ‘abierta’, hablamos de que absolutamente toda la información (que la compone) está disponible en Internet, optamos por la licencia BSD (Berkeley Software Distribution)”, dijo Lutenberg, doctorado en la Facultad de Ingeniería de Buenos Aires. «Y no sólo eso está en Internet, sino que la gente que la hizo está en línea para cualquier duda técnica las 24 horas, integrando un foro de unas 3.000 personas» como consultoría local, derivada de la que gestó la CIAA con «una red colaborativa nacional equivalente a diez millones de pesos en horas hombre».
Pablo Ridolfi, responsable del Hardware (parte material de la computadora) y profesor en la Facultad de Ingeniería y la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), contó que la computadora didáctica es “para poner en el escritorio junto a la computadora y hacer pruebas». «Lo que el alumno desarrolla, escribiendo un programa para ensayar, después corre sin problemas en la placa educativa”, que es compatible con la industrial. Los estudiantes “van a salir de la escuela ya sabiendo usar la placa industrial y quizá van a un trabajo teniendo ya el ‘know how’ (saber práctico)”, indicó.
Así, ambas versiones de la Computadora Argentina, la industrial y la educativa, potencian el propósito de desarrollar una potente industria electrónica nacional. Ridolfi planteó que «con este proyecto va a haber necesidad de que haya ingenieros electrónicos dedicados a la electrónica, que es realmente para lo que nos forman».
Lutenberg enfatizó que esta iniciativa a los estudiantes de ingeniería «les permite aprender sobre sistemas embebidos con una plataforma que ya se usa en el país y que usará la industria, en la que se van a insertar cuando se reciban», además de permitirles a las empresas no depender de un único proveedor extranjero.»Nos dimos cuenta que varias empresas que no tenían tecnología adecuada, sí tenían dinero para invertir, pero el problema de fondo era asumir el riesgo tecnológico», minimizado ahora por la nueva forma colaborativa de construir conocimiento.
«No se había hecho nunca algo así, en que no hay una empresa multinacional financiando el proyecto y sí un Estado que se involucra para que desarrolláramos una plataforma en distintas versiones», de modo de tener un «know how» argentino, reivindicó.
Ganador de los premios Innovar y Sadosky, al proyecto hecho realidad le resta «que la gente tenga la placa en sus manos, la conecte a la computadora y la empiece a usar», invitó Lutenberg.
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