¿Por qué es importante?
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Las escuelas deberían ser espacios de aprendizaje, crecimiento y desarrollo. Sin embargo, cuando el acoso o la violencia están presentes, el derecho a la educación, la salud y el bienestar de los estudiantes se ve comprometido.
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El acoso escolar no se limita al aula: en la era digital, el ciberacoso prolonga el maltrato incluso fuera del horario escolar, con efectos nocivos para la salud mental, el rendimiento académico y las relaciones sociales.
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Según la UNESCO, alrededor de uno de cada tres estudiantes ha sido víctima de agresiones físicas o de acoso en algún momento del año escolar.
Temas clave en la agenda
Algunos de los ejes más relevantes que se abordan en esta conmemoración:
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Violencia y acoso en línea (ciberacoso): Las tecnologías amplían los escenarios del acoso y requieren nuevos protocolos de actuación.
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Entornos de aprendizaje inclusivos y seguros: Considerando género, discapacidad, origen étnico y otros factores de vulnerabilidad.
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El papel de la comunidad educativa: Docentes, familias, estudiantes y autoridades deben colaborar para prevenir, detectar y actuar frente a la violencia.
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Políticas y protocolos de actuación: Es clave que los sistemas educativos cuenten con estrategias claras para intervenir ante episodios de maltrato o acoso.
¿Qué podemos hacer en la práctica?
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Fomentar una cultura de respeto desde el aula: dialogar con los estudiantes sobre qué es acoso, cómo reconocerlo y qué roles (agresor, víctima, testigo) pueden existir.
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Integrar la educación digital responsable en los planes de estudio: enseñar no solo a usar la tecnología, sino a responsabilizarse de su uso, detectar acoso online y cómo dar apoyo.
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Crear protocolos internos claros en escuelas e instituciones: vías de denuncia, acompañamiento de víctimas, seguimiento y recuperación.
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Involucrar a las familias: los padres y madres deben conocer las dinámicas del acoso y colaborar con las escuelas para prevenirlo.
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Visibilizar la fecha y aprovecharla para generar actividades: charlas, talleres, cartelería, redes sociales, exposiciones que sensibilicen.
En pocas palabras
No basta con decir “qué pena que ocurra”. Celebrar este día significa comprometerse a que ningún estudiante vaya al aula con miedo. A que el entorno escolar sea seguro, inclusivo y promotor de aprendizaje y bienestar. Y que cuando la violencia – física, verbal o digital – aparezca, no se tolere, se detecte y se actúe.






