La Facultad de Ciencias Bioquímicas de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) cuenta con un equipo de investigadoras que realizan charlas de divulgación científica en escuelas secundarias públicas y privadas de Rosario y alrededores.
El objetivo de las mismas es concientizar a los jóvenes sobre el impacto del consumo de drogas en la salud bajo la consigna «¿Qué sabemos de la adicción a drogas?».
La metodología es exponer los últimos avances en neurociencias sobre los efectos que provoca el consumo de estas sustancias en el cerebro y luego desarrollar talleres participativos con los adolescentes, incentivar la reflexión y el debate sobre esta temática.
«La idea general es mostrarles cómo, si bien hay diferentes tipos de drogas, todas actúan sobre un determinado centro del cerebro que es el del placer, lo usurpan y producen cambios a largo plazo que terminan afectando esas zonas que regulan la capacidad de controlar», explicó Alejandra Pacchioni, del área Toxicología de la mencionada Facultad. De esta forma, «el individuo ya no puede controlar el uso de la droga, es esta la que controla el consumo y por eso se da la compulsividad y la adicción», agregó la especialista.
La investigadora de la UNR les muestra a los estudiantes imágenes cerebrales que evidencian que esos cambios persisten aún después que la persona dejó de consumir y esto explica la reincidencia luego de largos períodos y por lo tanto, el riesgo permanente.
«Lo que más impacta a los jóvenes es que ese deterioro del cerebro se relaciona también con otras enfermedades e incluso con un envejecimiento acelerado», comentó Pacchioni, para luego explicar que además se hace hincapié en la vulnerabilidad: «No cualquiera se transforma en adicto, pero nadie sabe que llegará a ese estado cuando empieza a consumir».
A partir de la despenalización para consumo personal, de sus usos medicinales y de su aparente inocuidad, uno de los principales temas que se trata es el consumo de marihuana. La profesora aclaró que los estudios científicos existentes se refieren a adultos y que el impacto en el adolescente es otro: «Su cerebro está en desarrollo y por lo tanto las consecuencias son mayores», precisó.
La investigación que les acercan a los alumnos se hizo en Nueva Zelanda y muestra cómo el consumo semanal de marihuana durante la adolescencia afecta el coeficiente intelectual del adulto, que se percibe disminuido. «Hay efectos a largo plazo, inclusive en aquel que no consume más», apuntó la investigadora.
Respecto al taller de reflexión, las investigadoras apuntaron que se va articulando en función del interés de los alumnos. El tema se discute en grupos pequeños de estudiantes de cuarto y quinto año sin la presencia de docentes y directivos y luego se hace una encuesta anónima (previo consentimiento informado a los padres) cuyos resultados son analizados por el Departamento de Estadística de la Facultad de Bioquímica.
Ésta arrojó que el 35 % de los jóvenes alguna vez probó drogas entre las que se incluyen las legales y las ilegales. Dentro de ese porcentaje, en primer lugar está la marihuana, luego el alcohol y los cigarrillos. En cuanto al consumo de cocaína, es muy bajo. La edad de inicio es 14 años, en coincidencia con la media a nivel nacional y no hay diferencia entre sexos. «No se trata de juzgar sino de brindar información científica para que los chicos tomen decisiones responsables», sostuvo Claudia Drogo. «En las escuelas está instalada esta demanda», afirmó la investigadora.
En la charla emergen relatos sobre problemáticas familiares, como adicción de los padres o participación de los mismos en el negocio de la droga, según comentanron María Pardal y Amelia Reinoso, del Servicio Pedagógico. «También cuentan los conflictos en sus barrios con determinados personajes o por los bunkers», agregaron.
En definitiva, la investigación abarca un trabajo interdisciplinario entre el área Toxicología, el Servicio Pedagógico y el Profesorado de Química de la Facultad de Ciencias Bioquímicas, que para las investigadoras evidencian «un fuerte compromiso con la responsabilidad social de la Universidad, articulando enseñanza, aprendizaje, investigación, intervención social, extensión, docencia y un ejercicio solidario y responsable de la profesión, ya que los informes, resultados de encuestas y todo el material producido se ofrece como insumo para actividades y políticas de salud futuras».
El próximo desafío, indicaron las especialistas, es brindar charlas a padres y docentes y elaborar material curricular de apoyo para poder llegar a más chicos.
Informes: Sedronar: 0800 222 1333
Fuente: agenciafe.com
Imagen: hdwallpapersfactory.com
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