En un mundo laboral cada vez más competitivo, la capacitación permanente se vuelve un requisito fundamental, y el título de grado no alcanza. Por esta razón, cada vez es más amplio el abanico de posgrados disponibles para cada disciplina. El sitio eTítulo dio razones para no dejar pasar la oportunidad de encarar alguno de ellos, como por ejemplo, la posibilidad de realizar una maestría.
Competitividad laboral: estudiar una maestría nos ayudará destacar en el mercado laboral, ya sea para conseguir un empleo más rápido o de mejor calidad y estabilidad.
El único camino al doctorado: siempre viene bien tener más de una puerta laboral abierta, y nunca hay que descartar de plano la chance de meterse de lleno en el mundo académico. Los doctorados son los que otorgan las mejores herramientas al respecto, pero para eso primero conviene realizar alguna maestría.
Especialización: los títulos de grado son bastante genéricos porque tratan de abarcar toda una rama de conocimiento en cuatro años, lo que resulta muy difícil. Una maestría, en cambio, sirve para especializarnos en aquellas cosas de nuestra carrera que puedan sernos útiles para trabajar o que nos gusten especialmente, lo que contribuirá en su cursado.
Ampliar conocimientos: una maestría es de orientación más práctica que teórica, pero aun así te obliga a profundizar en ciertos conocimientos en los que durante el grado solo habías visto por encima. Pensar que esto no es útil o que eso lo podemos hacer nosotros solos leyendo sobre los temas que nos resultan interesantes no es realista. Un profesor de maestría es un experto en la materia que imparte y siempre podrá aportarte nuevos conocimientos y una amplia bibliografía sobre su asignatura.
Prácticas y contactos: Un posgrado de este tipo te brinda acceso a realizar unas prácticas de calidad que te ayudarán en tu formación laboral y también te servirá para adquirir contactos con profesionales de tu sector.
Imagen: Oxford
