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Buenas prácticas agrarias para combatir el cambio climático

Suele decirse que el campo es el motor del país, por su capacidad para generar divisas que permitan tanto pagar deuda en dólares como importar maquinaria para el desarrollo nacional.

Sin embargo, cabe preguntarse también cuál es el motor del campo. El trabajo, la inversión y la conectividad suelen aparecer entre las respuestas, pero no así la educación, factor clave para el arraigo rural y para mantener esa energía de imparable crecimiento.

Hoy desde el Estado se generan espacios y financiamiento tanto para las capacitaciones, como para que las inversiones agrarias hagan funcionar a este motor. De acuerdo con las propuestas surgidas en la última reunión del Consejo Federal Agropecuario, se pueden apreciar algunas apuestas para el futuro.

Las buenas prácticas

Aparecen en el temario, las Buenas Prácticas Agrícolas en el uso de fitosanitarios, toxicología, ecotoxicología de productos fitosanitarios, equipos de protección personal y seguridad e higiene, manejo integrado de plagas y uso responsable de fitosanitarios, tecnologías de aplicación.

Dado que para cumplir con las buenas prácticas, es necesario invertir también en maquinaria adecuada que permita aumentar rindes y preservar el medio ambiente, el Consejo Federal Agropecuario tiene en cuenta también las inversiones necesarias en tractores nuevos y usados, fertilizadoras nuevas y fertilizadoras usadas.

El aporte de nutrientes para mantener la tierra utilizable a través del tiempo es esencial para cuidar el suelo. Para saber más aquí hay más información.

Apuestas federales

El ministro de Nación, Luis Basterra, indicó tras reunirse con las cinco regiones, que “su objetivo es garantizar la soberanía alimentaria y sostener el flujo de comercialización de alimentos, siempre priorizando la salud y con los correspondientes protocolos sanitarios».

La Provincia de Buenos Aires, por ejemplo, llevó al consejo la propuesta de implementar el Programa de Buenas Prácticas Agrarias que el gobierno lanzó en marzo en otras provincias. “Este programa tiene una orientación bastante clara que viene a dar respuesta a los diferentes planteos de los productores y de la sociedad en su conjunto sobre cómo producir los alimentos que se elaboran en Argentina de manera sustentable”, subrayó el ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez.

Este programa pretende financiar especialmente a aquellos productores que sostengan las siguientes prácticas: Rotación de Cultivos con balance positivo en la fijación de C; prever la erosión hídrica y/o eólica, para lo que se podrá usar Cultivos de Cobertura; contener un plan de trabajo tendiente a la reducción paulatina en el uso de agroquímicos.

El productor y la productora podrán acceder a un incentivo económico dependiendo del nivel de cumplimiento de las recomendaciones y pautas del Programa y la superficie de tierra que se trabaja en el marco de las BPA.

Seguridad alimentaria

Es necesaria la aplicación de Buenas Prácticas Agrícolas vinculadas a tecnología de calidad también para adaptarse al cambio climático y para dar rienda a la seguridad alimentaria.

El buen uso de fertilizadoras puede corregir, por ejemplo, problemas en los niveles de nitrógeno, que impactan en la producción mostrando pérdidas en proteínas o en la reducción de micronutrientes como el zinc, que pueden afectar la salud humana directamente.

El ajuste de dosis tiene que ser suficiente para mantener alta producción pero también cuidar la calidad del cultivo que se produce

Cambio Climático

Las catástrofes naturales están a la orden del día, pero no son azarosas, sino reflejo del cambio climático. Este año, las inundaciones dejaron centenares de muertos en Bélgica y Alemania. Recientemente, una tormenta en la región china de Zhengzhou provocó la evacuación de 200 mil personas. California sufrió más de 4900 incendios este año, 700 más que en 2020. El río Paraná está seco.

Esto se volverá un problema recurrente, pero maquinaria como la fertilizadora pueden aportar a una estrategia de nutrición adecuada para cuidar el suelo y amortiguar el impacto del cambio climático en territorio argentino, que es de los menos afectados por temperaturas récords.

Especialistas refuerzan consejos como que el suelo tiene que tener la capacidad de soportar la incorporación de agua, mejorar su estructura y su porosidad, para poder cuidar la materia orgánica

La educación en buenas prácticas tendrá que ser, entonces, parte de la energía del motor agrario que haga andar al país.

 

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