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Bienestar docente: cómo sostener a quienes sostienen el sistema

La profesión docente es clave para el futuro de cualquier sociedad; sin embargo, muchas veces quienes enseñan soportan cargas emocionales, laborales y sociales —y pocas veces reciben apoyo real

En un contexto en que la salud mental se convirtió en una prioridad global, es urgente poner bajo la lupa las condiciones de quienes sostienen el sistema educativo: los docentes.

¿Por qué el bienestar docente importa —más allá del docente mismo?

Para educar bien, los docentes necesitan estar bien. No alcanza con buenas intenciones cuando hay estrés crónico, agotamiento o desmotivación. El bienestar docente impacta en la calidad de la enseñanza, en la estabilidad del plantel, en la permanencia en la profesión, en el clima escolar, y en última instancia, en los aprendizajes de los estudiantes.

Si no cuidamos a quienes enseñan, corremos el riesgo de desarmar las bases del sistema educativo.

Tendencias internacionales: iniciativas para sostener a los docentes

En diversos lugares del mundo ya se están probando estrategias concretas para apoyar la salud mental y emocional del profesorado. Acá algunos ejemplos relevantes:

  • El proyecto Teaching to Be (2021-2024), en Europa, promovió prácticas de desarrollo profesional orientadas al bienestar del docente: ofreció un curso en línea sobre “bienestar profesional docente”, con herramientas para que cada maestro gestione su bienestar, desarrolle habilidades socioemocionales y aprenda a autorregularse.

  • Otra iniciativa destacada es la del Teacher Wellbeing Group (parte del The Wellbeing Project junto a WISE Qatar y una universidad norteamericana), que publica investigaciones y recomendaciones para transformar la mirada sobre el bienestar docente, elevándolo de “asunto privado” a prioridad institucional.

  • En contextos más complejos, como zonas afectadas por crisis, guerras o desastres, el UNESCO IICBA impulsó programas de apoyo psicosocial (MHPSS) para maestros y alumnos, con el fin de construir entornos escolares seguros, resilientes y sostenibles.

  • También hay experiencias como la del Edukans, que en 2023 publicó un manual de “Mental Health and Psychosocial Support (MHPSS)” centrado en el bienestar docente —apoyando no solo la salud mental, sino también las habilidades socioemocionales, esenciales para afrontar contextos vulnerables.

  • En el mundo angloparlante, existe una organización histórica, Education Support, que acompaña a trabajadores de la educación (docentes, directivos, personal auxiliar) a lo largo de sus carreras, incluyendo el retiro. Ofrece apoyo psicológico, orientación profesional y bienestar general, entendiendo que “cuidar al equipo educativo” es invertir en la educación misma.

Estas iniciativas muestran con claridad algo que muchas veces pasa desapercibido: el bienestar docente no es un extra, sino un requisito para un sistema educativo sano.

Lo que debería incluir una política integral de bienestar docente

A partir de lo que han evidenciado estos proyectos y organizaciones, una estrategia sostenible para promover el bienestar docente debiera contemplar:

  • Espacios regulares de contención emocional y acompañamiento psicológico —no solo ante crisis, sino como rutina preventiva.

  • Formación docente que contemple herramientas socioemocionales, autocuidado, gestión del estrés, y habilidades para equilibrar vida personal y profesional.

  • Políticas institucionales que reconozcan la sobrecarga laboral, reduzcan tareas administrativas excesivas y valoren el rol docente más allá de la clase: como orientadores, contenedores emocionales, community managers escolares, etc.

  • Apoyo comunitario —familia, comunidad, instituciones educativas, Estado— para aliviar la carga emocional y social que recae sobre muchos maestros, sobre todo en contextos vulnerables.

  • Reconocimiento real: condiciones laborales dignas, salario justo, estabilidad, respeto por la profesión, oportunidades de desarrollo y validación del valor social de enseñar.

¿Y en Argentina? — Necesidades, posibilidades, luces que se encienden

Si bien los antecedentes formales en materia de bienestar docente —como los manuales MHPSS o los programas comunitarios globales— no abundan en la región, la necesidad es real y urgente. La sobrecarga laboral, la precariedad, el desgaste emocional y la desvalorización profesional son problemáticas concretas para muchos maestros argentinos.

Por eso, importar miradas globales no es una opción, es una urgencia. Es momento de traducir esos modelos a la realidad local: pilotear proyectos de acompañamiento psicológico para docentes, incorporar la dimensión socioemocional en la formación docente, promover redes de apoyo entre escuelas y comunidades, revalorizar la labor docente.