Mariana Maggio, directora de la maestría en tecnología educativa de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA), quiere que sus alumnos se interesen por la materia, igual que participan en las comunidades de fans y los foros de debate. Dice que los docentes tienen «mucho que aprender de los fenómenos de la cosa no escolar», y por eso les propone a sus colegas aceptar el reto de «capturar la oportunidad de que los chicos quieran ir a clase y quedarse».
Maggio cuenta que es seguidora de las series y las miro fanáticamente desde que empezaron a mutar y se convirtieron en objetos complejos, dando lugar a fenómenos de cultura de fans: «Empecé con Lost. Me quitaban el sueño preguntas como ´¿Qué pasó acá?´, ´¿Hubo un accidente?´, ´¿Están vivos?´ Lo único que quería era ver otro capítulo. Y no me pasaba sólo a mí sino a millones».
Las comunidades de fans muestran que los jóvenes, a los que se presenta como apáticos, se interesan con este tipo de propuestas. Maggio se preguntó qué pasaría si sus alumnos pudieran tener una pregunta que sostuviera la construcción de la materia en un cuatrimestre, algo donde indaguen, compartan, debatan, se apasionen. «Las series están apasionando y eso pasa poco en la escuela o la universidad. Y no sólo las series: hay objetos culturales de este tiempo que hablan de formas de inteligencia colectiva, como los juegos en línea. Hay algo para aprender que sirve para dar clase», explica la directora.
«Breaking Bad es un fenómeno entre los jóvenes. El personaje que nos atrae con todos sus dilemas morales también tiene una construcción dilemática para la enseñanza. Los problemas que enfrentamos no tienen una respuesta única y eso está bueno para trabajar en clase», cuenta la docente y explica que hay contenidos que permiten anticipaciones fuertes. «En Prison Break, el protagonista tiene tatuado el plano de la cárcel de la que tiene que escapar, y hay dos temporadas que vuelven a eso. ¿Qué pasa si, cuando empezamos las clases, les damos a los alumnos algo que les dé una idea de lo que va a pasar, que se puede reinterpretar pero ya genera anticipación? Cuando Frank Underwood habla a cámara en House of Cards, nos explica sus decisiones, algo que los docentes hacemos poco».
Maggio cuenta cómo lleva las series a la dinámica del aula: «El año pasado hicimos un parcial con problematización. Había que salir del aula y documentar una situación que les resultaba problemática para la enseñanza de la facultad. Después abordaban el problema, hacían un análisis, y volvían al pasillo a hacer una intervención sobre la solución. Es disruptivo. Hay muchas pistas para recuperar: tener una pregunta potente que no tiene respuesta simple; hacer juegos de trabajo con análisis de tiempo; tener anticipaciones fuertes».
La docente de la UBA sostiene que los alumnos perciben con sorpresa el desmonte de la clase clásica. «Los ecos de la pedagogía clásica, que son hegemónicos, nos están hundiendo y hacen que docentes y alumnos estemos amargados. Hoy la gente construye inteligencia colectiva en relación con las series, los juegos, la participación política en las redes, los debates de la agenda de los medios. Las comunidades de fans irrumpieron».
Sin embargo, Maggio resalta que los docentes tienen cosas para aprender: ver qué atrapa a los alumnos e invitarlos a participar en las redes le da sentido a la tarea docente. «Hoy podés entrar a la National Gallery de Londres y recorrerla, con ventajas agregadas. Son fenómenos que generan oportunidades y se pueden traer al aula. Es responsabilidad del que educa. La oportunidad pasa por el desarrollo de actividades intelectuales sofisticadas que permitan a los alumnos conseguir los mejores trabajos. Que los docentes acepten el reto y capturen la oportunidad para que los chicos quieran correr a clase y quedarse. No es enseñar cómo se usa la tecnología, sino para qué», concluye la directora.
Fuente: tiempo.infonews.com Imagen: footage.framepool.com